No siempre encuentras una película que cuesta comenzar a ver, a que la maquinaria le cuesta que arranque y comience el espectáculo para dejarse ver, generalmente si empiezan mal, terminan peor. Pero en este caso, lo que comienza siendo algo crispante (por los personajes masculinos del café), torna en delicia una vez Hepburn hace aparición definitiva en la escena, al igual que sus amigas (aunque considero que poco lustre le sacaron a Giulietta Masina, grande, grandísima actriz) y el elenco de personajes de la calle, vulgares a simple vista, pero que esconden mucho más de lo que aparentemente podemos ver.
Una crítica brutal a la religión, especialmente el catolicismo, pero vale para cualquiera otra (mala suerte, Buñuel...). Unos diálogos que rebosan de lógica y la chispa apropiada.
Le doy el 9 porque cuesta, quizá, un poco, tras ese comienzo tan aparentemente caótico, pero después todo se hila, finamente...