Si hay una película dentro del mundo del spaguetti-western que tiene fama y esta no se corresponde con la calidad fílmica esa es “Django” que al incorporar elementos de estética pulp y de cómic, ha hecho que ha bastante gente le encante. Un feísmo exagerado en los decorados y esos elementos como metralletas de infinitas balas, ataúdes, cementerios, grupos tipo Ku Kux Klan, violencia explícita... hacen el resto.

El protagonista está interpretado en uno de sus primeros papeles por Franco Nero que todo lo que tenía de guapo le faltaba de actor. Con este papel saltó a la fama y ya no pararía hasta que en los ochenta le llegase la hora del ostracismo.
Muchos actores españoles como es habitual entre ellos un José Bodalo que de mexicano revolucionario cómo que no, vamos.

Lo mejor son los sudistas del general Jackson que con esas capuchas rojas parecen sacados de una película de terror. Muy logrado el efecto de su color en una fotografía tan parda.

Buen tema principal del argentino Luis Enríquez Bacalov, que se hizo muy conocido en su época.

La película más famosa de Sergio Corbucci no deja de ser un subproducto para hinchas, de un director que acabó haciendo las de Terence Hill y Bud Spencer. Queda todo dicho.

Y es que aunque los dos se llamen Sergio y sean romanos, Corbucci está a años luz de Leone

Un cómic sin más, con grandes dosis de manga japonés, que es lo que atrae al pseudoamante de este western menor.

Sólo para incondicionales de este tipo de western a la europea. Desde luego que a Tarantino le guste tanto “Django” no deja de ser otro indicativo más del tipo de cine que este director ha mamado desde pequeño, es decir, un tanto de segunda fila, igual que sus películas.