Sí, la semejante chorrada de argumento (que detallo en la zona de spoiler) ya se deja entrever con la primera secuencia, cuando el tremendo Jason cae en la trampa de una mujer y es fruto del enseñamiento de un grupo militar que lo fríen a tiros y a bombazos. La película parece más que nada un remake pirata de "Invasion of the Body Snatchers", con el añadido de Jason para estrenarla como una película de la serie. Tampoco se enlaza en ningún momento con la anterior parte, lo que da a entender que esta entrega es un nuevo reseteo.

"Jason Goes to Hell: The Final Friday", primera película de la saga enteramente producida por la New Line Cinema, no es la abominable secuela que en principio pueda parecer, viendo el batiburrillo de tonterías con el que inundaron el guión. Adam Marcus le da el toque adecuado para convertirlo en un discreto producto de serie b, con una lograda fotografía, casquería abundante y algún que otro guiño al género. El principal acierto es que no se escatima en ningún momento en mostrar gore, algo de lo que adolece mucho del cine de terror actual.

Cabe destacar el carismático pero desaprovechado personaje de Steven Williams, un moderno "bounty hunter", el cameo de Kane Hodder como guardia de seguridad y el cachondo guiño final a otro mítico personaje del género.