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España España · Aras de los Olmos
Voto de Nerudario:
1
Drama. Intriga William Harford es un respetable médico neoyorquino cuya vida parece ir muy bien: está casado con una preciosa mujer, tiene una hija y un trabajo que le gusta. Pero, al día siguiente de asistir a una fiesta, su esposa Alice le habla de unas fantasías eróticas y de cómo estuvo a punto de romper su matrimonio por un desconocido. Abrumado por esta confesión, acaba entrando en un local, donde un antiguo compañero le habla de una ... [+]
7 de abril de 2011
13 de 27 usuarios han encontrado esta crítica útil
A estas alturas resulta evidente que el filme póstumo de Kubrick es, con diferencia, el más flojo de toda su carrera. Eyes Wide Shut, es la adaptación cinematográfica de la novela "Relato soñado" escrita por el médico vienés Arthur Schnitzler, discípulo aventajado de Sigmund Freud (lo cual explica muchas cosas). Y lo de “flojo” es un adjetivo benévolo, que utilizo, más que nada, por respeto a la impresionante carrera del director de Lolita.

Eyes Wide Shut es una película, onírica, en el mal sentido de la palabra, donde la línea entre la realidad y la fantasía aparece desdibujada. Aunque la presencia de Kubrick se nota en los detalles, en conjunto, el guión no tiene nada de especial: trata de reflejar las sombras que subyacen a la vida convencional, invitando a ser seguido a la espera de algo, que a la hora de la verdad, nunca llega.

Historia de una pareja acomodada, el Doctor Bill Harford (Cruise) y su esposa, la galerista de arte, Alice (Kidman). Como parte de la elite newyorkina son invitados a fiestorros lujosos, en los que los excesos están a la orden del día, y el sexo es el ingrediente principal en este coctel de perversiones y fantasías, donde los deseos y las represiones se proyectan en la pantalla.

La escena de la extravagante orgía, a la que asiste un enmascarado Tom Cruise, es casi lo peor de la película, con ese erotismo ortopédico y barroco que, lejos de producir morbo o excitación deja al espectador aún más frío que las sosas fantasías eróticas del personaje de Nicole Kidman ( impagable su escena fumándose un porrete, aún sonrío al recordarla). A pesar de todo, la escena ha sido muy recreada en películas porno y en clubes de intercambio de parejas.

Para resumir, en una frase, semejante bodrio: es mala en todo. Puesta en escena relamida, estructura mejorable, diálogos deplorables decorados acartonados, interpretaciones lamentables... sí, lo admito, la odio.

Triste testamento cinematográfico, de un Kubrick, que aún así concluyó su carrera con un: “Vámonos a follar”, que como resumen vital, no está tampoco nada mal.
Nerudario
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