Leo con sorpresa la práctica unanimidad de la crítica tildando la película de obra maestra y las leo mientras cambio una vez mas de postura en mi butaca del cine. Asisto a las mas de 3 horas de metraje con absoluta distancia, no siento nada, solo el deseo de que termine todo.

Estamos ante una historia de infamia, contada innecesariamente durante 206 minutos que consigue que, al final, mi empatía hacia esa nación Osage, asesinada impunemente, se evapore. Una lastima, porque la historia hubiera dado para una peli que te desate la rabia.

Y me pregunto, ¿Por qué este metraje desmedido? ¿No hay nadie en la producción de la película que le diga a Scorsese, “Martin, recorte usted 2 horas!!”?. No alcanzo a entender porque una historia que podría contarse en 90 minutos se alarga hasta estropearlo todo. Intuyo que responde a la megalomanía de un director que antaño fue un grande, y que en los últimos años ya ha perdido el pulso y que nos torturó con anterioridad con Silencio y El irlandés. Intuyo que Scorsese ha querido dejar para la posteridad su “gran obra maestra del Western", como hizo Leone con Erase una vez en América. Nada mas lejos.

Plana, redundante, irritante por momentos, personajes insulsos, conversaciones subrayadas y alargadas sin razón, interpretaciones casi grotescas a pesar del esfuerzo que pone un excesivamente maquillado DiCaprio y un DeNiro, en mi opinión, ridículo, que hace tiempo dejó de interpretar. Aquí hace de villano, pero tengo la impresión de ver la misma interpretación que ya hizo muchas veces antes, por ejemplo, en Los Padres de Ella.