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Voto de Manospondylus:
3
5.7
93,082
Ciencia ficción. Fantástico. Drama. Acción. Romance
Un asteroide del tamaño del estado de Tejas apunta directamente hacia la Tierra. Los expertos de la NASA tan sólo encuentran una posible solución: enviar a un equipo de astronautas al espacio para que destruya el meteorito antes de que colisione con nuestro planeta. Para ello recurren a Harry S. Stamper, el mayor experto en perforaciones petrolíferas, y a su cualificado equipo de perforadores, para que aterricen en la superficie del ... [+]
10 de octubre de 2020
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Primera incursión en el género de catástrofes del director Michael Bay, el famoso nacionalista estadounidense entusiasta de las explosiones, de las banderas ondeando dramáticamente a la puesta de sol y de las mujeres florero; con guion de J. J. Abrams, conocido por ser el responsable de Star Wars Episodio IX. ¿El resultado? Pues baste decir que ni el título está bien puesto, porque Armagedón es un lugar (el monte Megido) nombrado en el Apocalipsis y no el día del "fin de todas las cosas" según la Biblia, como afirman en esta película. Y no me importa mucho que las referencias bíblicas sean erróneas, pero es que Bay no da una.
Aparte de entretener, lo mínimo que puede pedírsele a una película de ciencia ficción es que, en el probable caso de que emplee algún concepto o término científico, no insulte descaradamente a su público, más aún si basa en ello todo su argumento; y Armageddon parte de la premisa de cómo detener el impacto de un asteroide, lo que además de ser interesante puede dar un muy buen resultado (científico y cinematográfico) si se hace bien. Sin embargo, este filme es tan absurdo que a su lado Deep Impact parece un episodio de Cosmos. El astronauta Chris Hadfield definió la ciencia de Armageddon como "atrozmente mala", en una película tan terrible que resulta "trágicamente cómica". Creo que nadie lo ha expresado mejor.
En fin, una vez más, la Tierra está en peligro y sólo una panda de auténticos tipos duros de la América más profunda puede salvarla... haciendo explotar cosas. Todo comienza cuando medio planeta recibe el impacto de millares de meteoritos. Por supuesto, en pantalla sólo vemos el efecto de este bombardeo en Nueva York, porque, por lo visto, antes del 11-S molaba ver los rascacielos de Manhattan estallar y derrumbarse. El motivo es la aproximación de un gigantesco asteroide. O cometa, porque tiene cola. En realidad, de todos los pormenores de la película éste es el más insignificante, pues no son pocos los asteroides con actividad cometaria (los centauros, por ejemplo) y la frontera entre lo que es estrictamente un cometa y un asteroide es algo difusa. Por otra parte, lo de causar ese bombardeo de meteoritos por atravesar el cinturón de asteroides sí es un disparate y no será el último.
Resulta que el pedrusco espacial es del "tamaño de Texas", lo que significa más de 1200 km (se supone que) de diámetro (sensiblemente mayor que Ceres, Orco, Salacia e incluso Sedna, y comparable a Makemake, Haumea, Gonggong y Quaoar). Con semejante tamaño su propia gravedad le habría conferido una forma esférica, cosa que no ocurre porque Bay no sabe lo que es el equilibrio hidrostático. Además, nos dicen que si impactara en el Pacífico produciría un tsunami de 5 km de altura. En realidad, cayera donde cayera, atravesaría la litosfera y la ola sería de roca fundida y vaporizada.
El gobierno de Estados Unidos (según la filmografía de Bay, el único país civilizado del mundo y gran esperanza de la humanidad) recurre a la NASA (y de paso le recriminan que no haya detectado el asteroide antes, algo meritorio teniendo en cuenta que tiene el tamaño de un planeta enano) y esta a su vez acude a Bruce Willis versión perforador de pozos petroleros. Lo típico, vamos.
En menos de dos semanas, las buenas gentes de la NASA preparan al equipo de colegas de Willis (una panda de gañanes de los que exhiben con orgullo sus carnés de la NRA y harían a Trump presidente vitalicio del mundo) para una misión que en cualquier universo remotamente parecido al nuestro sería un suicidio. El plan consiste en mandar a este pintoresco grupo al asteroide/cometa/planemo/loquesea en dos transbordadores espaciales (que aún se usaban) llamados Libertad e Independencia, porque nombres como Challenger, Discovery o Endeavour deben ser demasiado sutiles para Bay. Bueno, supongo que tienen que reivindicar que son libres e independientes ante una roca gigante. Una vez allí, no tendrán más que perforar 800 pies (para el mundo bárbaro, unos 240 metros), es decir, apenas arañar un poco la cáscara del pedrusco, y colocar una bomba nuclear para reventarlo. O sea, que la explosión se producirá a más de 600 km del centro y esperan partirlo en dos perfectas mitades ferruginosas que deberían separarse a más de 1000 km/h para evitar la colisión con la Tierra. Ya.
Por lo demás, pues lo esperable: deflagraciones en ausencia de oxígeno, sonido en un medio (la heliosfera) insuficientemente denso como para propagarlo, transbordadores que maniobran como un caza... y la velocidad en todas las pantallas en millas por hora. A la mierda el Sistema Internacional, ¡qué son americanos, hostia!
Creo que ha quedado claro que Bay se caga en la ciencia, vomita sobre ella, y vuelve a cagarse después. Y aunque no lo parezca no soy de echar a la hoguera a ninguna película de ciencia ficción sólo por tomarse algunas licencias (o habría que quemarlas todas), pero esto es reescribir la realidad de la forma más peregrina (y conveniente). Sobre todo porque era tan sencillo como poner un asteroide más pequeño, no ridiculizar a los científicos y respetar algunos detalles básicos. El caso es que hubo por ahí un consultor técnico al que Bay decidió no hacer ningún caso (sí, eso ocurrió).
Además y casi peor, no puede decirse que el resto de los componentes de la película funcionen (al menos no lo suficiente como para tapar todas las estupideces). Como no podía ser de otra forma con este cineasta, el montaje es un puñetero caos y el ritmo es frenético, tanto que llega a cansar. Bay no para de cambiar de plano y de escena para evitar que alguien tenga un segundo para pararse a pensar en lo que está viendo. Y todas y cada una de las escenas tienen varios (muchos, de hecho) de los siguientes elementos: frase lapidaria, chiste, referencia, explosión, música épica. El resultado es que Armageddon parece más un tráiler muy largo que una verdadera película.
(Sigue con algún spoiler poco importante porque la trama es tan predecible como parece)
Aparte de entretener, lo mínimo que puede pedírsele a una película de ciencia ficción es que, en el probable caso de que emplee algún concepto o término científico, no insulte descaradamente a su público, más aún si basa en ello todo su argumento; y Armageddon parte de la premisa de cómo detener el impacto de un asteroide, lo que además de ser interesante puede dar un muy buen resultado (científico y cinematográfico) si se hace bien. Sin embargo, este filme es tan absurdo que a su lado Deep Impact parece un episodio de Cosmos. El astronauta Chris Hadfield definió la ciencia de Armageddon como "atrozmente mala", en una película tan terrible que resulta "trágicamente cómica". Creo que nadie lo ha expresado mejor.
En fin, una vez más, la Tierra está en peligro y sólo una panda de auténticos tipos duros de la América más profunda puede salvarla... haciendo explotar cosas. Todo comienza cuando medio planeta recibe el impacto de millares de meteoritos. Por supuesto, en pantalla sólo vemos el efecto de este bombardeo en Nueva York, porque, por lo visto, antes del 11-S molaba ver los rascacielos de Manhattan estallar y derrumbarse. El motivo es la aproximación de un gigantesco asteroide. O cometa, porque tiene cola. En realidad, de todos los pormenores de la película éste es el más insignificante, pues no son pocos los asteroides con actividad cometaria (los centauros, por ejemplo) y la frontera entre lo que es estrictamente un cometa y un asteroide es algo difusa. Por otra parte, lo de causar ese bombardeo de meteoritos por atravesar el cinturón de asteroides sí es un disparate y no será el último.
Resulta que el pedrusco espacial es del "tamaño de Texas", lo que significa más de 1200 km (se supone que) de diámetro (sensiblemente mayor que Ceres, Orco, Salacia e incluso Sedna, y comparable a Makemake, Haumea, Gonggong y Quaoar). Con semejante tamaño su propia gravedad le habría conferido una forma esférica, cosa que no ocurre porque Bay no sabe lo que es el equilibrio hidrostático. Además, nos dicen que si impactara en el Pacífico produciría un tsunami de 5 km de altura. En realidad, cayera donde cayera, atravesaría la litosfera y la ola sería de roca fundida y vaporizada.
El gobierno de Estados Unidos (según la filmografía de Bay, el único país civilizado del mundo y gran esperanza de la humanidad) recurre a la NASA (y de paso le recriminan que no haya detectado el asteroide antes, algo meritorio teniendo en cuenta que tiene el tamaño de un planeta enano) y esta a su vez acude a Bruce Willis versión perforador de pozos petroleros. Lo típico, vamos.
En menos de dos semanas, las buenas gentes de la NASA preparan al equipo de colegas de Willis (una panda de gañanes de los que exhiben con orgullo sus carnés de la NRA y harían a Trump presidente vitalicio del mundo) para una misión que en cualquier universo remotamente parecido al nuestro sería un suicidio. El plan consiste en mandar a este pintoresco grupo al asteroide/cometa/planemo/loquesea en dos transbordadores espaciales (que aún se usaban) llamados Libertad e Independencia, porque nombres como Challenger, Discovery o Endeavour deben ser demasiado sutiles para Bay. Bueno, supongo que tienen que reivindicar que son libres e independientes ante una roca gigante. Una vez allí, no tendrán más que perforar 800 pies (para el mundo bárbaro, unos 240 metros), es decir, apenas arañar un poco la cáscara del pedrusco, y colocar una bomba nuclear para reventarlo. O sea, que la explosión se producirá a más de 600 km del centro y esperan partirlo en dos perfectas mitades ferruginosas que deberían separarse a más de 1000 km/h para evitar la colisión con la Tierra. Ya.
Por lo demás, pues lo esperable: deflagraciones en ausencia de oxígeno, sonido en un medio (la heliosfera) insuficientemente denso como para propagarlo, transbordadores que maniobran como un caza... y la velocidad en todas las pantallas en millas por hora. A la mierda el Sistema Internacional, ¡qué son americanos, hostia!
Creo que ha quedado claro que Bay se caga en la ciencia, vomita sobre ella, y vuelve a cagarse después. Y aunque no lo parezca no soy de echar a la hoguera a ninguna película de ciencia ficción sólo por tomarse algunas licencias (o habría que quemarlas todas), pero esto es reescribir la realidad de la forma más peregrina (y conveniente). Sobre todo porque era tan sencillo como poner un asteroide más pequeño, no ridiculizar a los científicos y respetar algunos detalles básicos. El caso es que hubo por ahí un consultor técnico al que Bay decidió no hacer ningún caso (sí, eso ocurrió).
Además y casi peor, no puede decirse que el resto de los componentes de la película funcionen (al menos no lo suficiente como para tapar todas las estupideces). Como no podía ser de otra forma con este cineasta, el montaje es un puñetero caos y el ritmo es frenético, tanto que llega a cansar. Bay no para de cambiar de plano y de escena para evitar que alguien tenga un segundo para pararse a pensar en lo que está viendo. Y todas y cada una de las escenas tienen varios (muchos, de hecho) de los siguientes elementos: frase lapidaria, chiste, referencia, explosión, música épica. El resultado es que Armageddon parece más un tráiler muy largo que una verdadera película.
(Sigue con algún spoiler poco importante porque la trama es tan predecible como parece)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
Exceptuando las escenas de destrucción, la primera mitad de la película se reduce a la surrealista situación de un hatajo de garrulos que aprovechan para extorsionar al gobierno pidiendo por anticipado un montón de privilegios para no dejar morir a todo el mundo (y nadie es capaz de contestarles "pues moriréis vosotros también, gilipollas"), interrumpida por escenas aleatorias en clubes de striptease o en ranchos al atardecer (muy inspirador todo). Mientras que la segunda consiste en el mismo grupo, pero haciendo el cafre por el espacio. Posteriormente se une a ellos el único tripulante de la MIR (edición especial giratoria) que, obviamente es un cosmonauta ruso, o lo que Bay entiende por un ruso: un desequilibrado que arregla las cosas a golpes. Su papel responde al del alivio cómico molesto porque, por lo visto, en el grupo de perforadores no había bastantes.
Como puede adivinarse, ningún personaje se salva de ser un estereotipo, pero chirría especialmente que todos los personajes femeninos o sean jóvenes atractivas (Liv Tyler y Jessica Steen) de las que los hombres se pasarán la película comentando lo buenas que están, o sean amas de casa que descargan su amargura con sus sufridos maridos que se refieren a ellas por títulos tan cariñosos como "cruel y detestable harpía"; y cuando parece que el nivel de misoginia no puede ir a más, uno de los perforadores le suelta a una trabajadora de la NASA que debería dedicarse al sado-maso.
Ciertamente, los diálogos no son ninguna maravilla, en buena medida por esos intentos de humor metidos a la fuerza, y prácticamente hasta que despegan hay una gilipollez a cada minuto por cortesía de los perforadores. Eso sí, hay un chiste bastante gracioso (seguramente el único de toda la película): el cameo del propio Bay como científico de la NASA. Diálogos aparte, la trama en general es flojilla, sin que ocurra nada que sorprenda en ningún momento, excepto el incoherente desarrollo de personajes, como que Bruce Willis irrumpa en la película disparando a Ben Affleck y luego sean tan amigos (obviamente sus respectivos personajes, cuyos nombres no recuerdo); aunque le reconozco el mérito al equipo de guionistas de haber inventado el Willis ex machina: literalmente, pasan cosas porque Bruce Willis quiere, "porque si no, la hemos cagado". Pues vale.
En un desesperado intento de crear algún suspense, tenemos un último giro innecesario (por lo previsible de su resolución) referente a la bomba que los lleva a tener que cortar un cable en un dilema nivel Matrix: "¿Rojo o azul?" Claro, ¿por qué no? Llegados a ese punto habremos desconectado el córtex para evitar daños irreversibles. Y menos mal que las rocas gigantes del espacio (y la paciente humanidad) se esperan a que Bruce Willis termine de soltar su discurso. Sobredosis de sentimentalismo idiota, el mundo maravillado ante el heroísmo de USA y fin. Hemos sobrevivido a otra de Bay.
Resumiendo, Armageddon roza el completo desastre al tratarse de poco más que un tráiler estirado, vacuo, zafio y ruidoso, que supura americanismo y misoginia. Bay se luce durante 2 horas de explosiones, astropaletos, pseudoepicidad y frases ridículas en el que fue uno de sus primeros atentados audiovisuales y sentaría las bases del estilo de su cine (por llamarlo de alguna manera). A los fanáticos de la destrucción gratuita igual les entretiene, pero para el resto del público Armageddon tiene poco que ofrecer. Lo único salvable son los efectos visuales (decentes para 1998, aunque no han envejecido muy bien) y el trabajo de los actores y actrices que, a pesar de todo, no lo hacen mal.
Síntesis final "special Bay's edition":
Mola: Los símbolos de Estados Unidos, los discursos rimbombantes, los estereotipos, los tipos duros que hacen las cosas a su manera, las referencias bíblicas inoportunas, las tías buenas, el petróleo y las explosiones.
No mola: La ciencia, los planos de más de 3 segundos y las mujeres de más de 30 años.
Puntuación: ¡¡¡BOOM!!!
Como puede adivinarse, ningún personaje se salva de ser un estereotipo, pero chirría especialmente que todos los personajes femeninos o sean jóvenes atractivas (Liv Tyler y Jessica Steen) de las que los hombres se pasarán la película comentando lo buenas que están, o sean amas de casa que descargan su amargura con sus sufridos maridos que se refieren a ellas por títulos tan cariñosos como "cruel y detestable harpía"; y cuando parece que el nivel de misoginia no puede ir a más, uno de los perforadores le suelta a una trabajadora de la NASA que debería dedicarse al sado-maso.
Ciertamente, los diálogos no son ninguna maravilla, en buena medida por esos intentos de humor metidos a la fuerza, y prácticamente hasta que despegan hay una gilipollez a cada minuto por cortesía de los perforadores. Eso sí, hay un chiste bastante gracioso (seguramente el único de toda la película): el cameo del propio Bay como científico de la NASA. Diálogos aparte, la trama en general es flojilla, sin que ocurra nada que sorprenda en ningún momento, excepto el incoherente desarrollo de personajes, como que Bruce Willis irrumpa en la película disparando a Ben Affleck y luego sean tan amigos (obviamente sus respectivos personajes, cuyos nombres no recuerdo); aunque le reconozco el mérito al equipo de guionistas de haber inventado el Willis ex machina: literalmente, pasan cosas porque Bruce Willis quiere, "porque si no, la hemos cagado". Pues vale.
En un desesperado intento de crear algún suspense, tenemos un último giro innecesario (por lo previsible de su resolución) referente a la bomba que los lleva a tener que cortar un cable en un dilema nivel Matrix: "¿Rojo o azul?" Claro, ¿por qué no? Llegados a ese punto habremos desconectado el córtex para evitar daños irreversibles. Y menos mal que las rocas gigantes del espacio (y la paciente humanidad) se esperan a que Bruce Willis termine de soltar su discurso. Sobredosis de sentimentalismo idiota, el mundo maravillado ante el heroísmo de USA y fin. Hemos sobrevivido a otra de Bay.
Resumiendo, Armageddon roza el completo desastre al tratarse de poco más que un tráiler estirado, vacuo, zafio y ruidoso, que supura americanismo y misoginia. Bay se luce durante 2 horas de explosiones, astropaletos, pseudoepicidad y frases ridículas en el que fue uno de sus primeros atentados audiovisuales y sentaría las bases del estilo de su cine (por llamarlo de alguna manera). A los fanáticos de la destrucción gratuita igual les entretiene, pero para el resto del público Armageddon tiene poco que ofrecer. Lo único salvable son los efectos visuales (decentes para 1998, aunque no han envejecido muy bien) y el trabajo de los actores y actrices que, a pesar de todo, no lo hacen mal.
Síntesis final "special Bay's edition":
Mola: Los símbolos de Estados Unidos, los discursos rimbombantes, los estereotipos, los tipos duros que hacen las cosas a su manera, las referencias bíblicas inoportunas, las tías buenas, el petróleo y las explosiones.
No mola: La ciencia, los planos de más de 3 segundos y las mujeres de más de 30 años.
Puntuación: ¡¡¡BOOM!!!