Haz click aquí para copiar la URL
Voto de Cinemaparadiso1951:
8
Drama Maixabel Lasa pierde en el año 2000 a su marido, Juan María Jaúregui, asesinado por ETA. Once años más tarde, recibe una petición insólita: uno de los asesinos ha pedido entrevistarse con ella en la cárcel de Nanclares de la Oca /Álava), en la que cumple condena tras haber roto sus lazos con la banda terrorista. A pesar de las dudas y del inmenso dolor, Maixabel accede a encontrarse cara a cara con las personas que acabaron a sangre ... [+]
26 de septiembre de 2021
72 de 94 usuarios han encontrado esta crítica útil
Creíamos que nos habían contado todo sobre ETA. Creíamos que cinco décadas de sangre y dolor fueron más que suficientes para contar un buen número de historias a través de novelas, películas y series de TV que, entre la realidad y la ficción, centraran su base argumental en la banda terrorista mediante perspectivas varias: el origen histórico de la organización, la preparación y ejecución de atentados, la caza y captura de asesinos, la difícil reinserción a la sociedad, la venganza contra posibles delatores entre los terroristas arrepentidos, etc. Títulos para el recuerdo no faltan y algunos de ellos de indudable calidad e interés: “El proceso de Burgos”, “La fuga de Segovia”, “Operación Ogro”, “La muerte de Mikel”, “Sombras en una batalla”, “Yoyes”, “La línea invisible”…, entre otros muchos.

Pero es bueno que la literatura (recordemos el impresionante éxito editorial de "Patria" de Aramburu hace cinco años) y el cine contribuyan, además de dar a conocer hechos que forman parte de nuestra Historia, a formar nuestra conciencia crítica y a defender aquellos valores que vale la pena defender. Por eso sorprende muy gratamente el último largometraje de Icíar Bollaín, décimo de su filmografía, una realizadora con la valentía suficiente para optar por el compromiso y la denuncia a través de un cine irregular, olvidable unas veces y muy interesante otras, especialmente cuando pone el dedo en la llaga en la violación de los derechos humanos como puede ser la violencia de género (“Te doy mis ojos”, para mí su mejor título hasta la fecha) o la explotación de los desfavorecidos de nuestro mundo, víctimas del imperialismo y del colonialismo (“También la lluvia”).

Equiparable en calidad y en valor testimonial a los dos títulos citados está el último trabajo de la Bollaín. “Maixabel” refleja unos hechos reales entremezclados con la ficción. Parte del asesinato de Juan María Jaúregui, exgobernador civil de Guipúzcoa, asesinado por ETA en Tolosa en 2000. Y termina con otro hecho: la disolución de la banda terrorista en 20011. Pero ni estos hechos de historicidad indiscutible ni la existencia real de Maixabel, viuda de Jaúregui, y de su hija, o de los tres hombres implicados en el asesinato son elementos suficientes para dar verosimilitud a la historia que se nos cuenta. Lo que importa es cómo está desarrollada. Lo que interesa realmente al espectador es el talante humano que se nos muestra de unos y otros personajes.

Al rechazar la directora cualquier visión mínimamente maniquea en la relación que se establece entre víctimas y verdugos, al margen de que esa relación se diera en la realidad, la película provoca en nosotros una sensación de verdad y autenticidad que es de agradecer. Los encuentros entre la protagonista y dos de los asesinos de su marido –dos entrevistas por separado de no más de cinco minutos cada una en la pantalla—son lo mejor de la película. Maixabel no oculta en ningún momento su dolor ni su descomposición interior como persona por la tragedia vivida. Los dos terroristas, cada uno a su manera, acusan la falta de motivación de sus actos criminales –seguían unas consignas simplemente, les daba igual matar a uno que a otro—pero son capaces de sentir repulsión y arrepentimiento aunque tengan que vivir en adelante con lo que hicieron.

El mérito de estos encuentros, que se producen en el interior de una cárcel de Álava y con la presencia de una persona mediadora, es mayor cuanta más dificultad había en presentarlos. Son situaciones que rozan la credibilidad y podrían haber caído fácilmente en el ridículo si no fuera por tres factores que sirven de equilibrio: la sincera exposición del drama interior que viven los personajes antes de los encuentros, la sensibilidad y tacto de Icíar Bollaín y los convincentes diálogos. Aparte de eso, están unas interpretaciones fuera de serie, de una emoción contenida y sin sobreactuaciones. Blanca Portillo es una Maixabel que nos llega muy dentro porque no parece que esté interpretando. Decir que Luis Tosar, actor fetiche de la directora, está magnífico no es ninguna sorpresa. Pero Urko Olazábal, su compañero etarra, no le va a la zaga, y sobre María Cerezuela, como hija de Maixabel, creo que se llevará el Goya a la mejor actriz revelación.

Quiero destacar también la secuencia en la que la psicóloga mediadora de los encuentros se esfuerza por motivar al grupo de presos para que encuentren sentido a lo que van a hacer con sus víctimas, sin la presencia de los medios de comunicación y siempre a partir de una decisión individual por ambas partes. Sorprende que uno de ellos diga en un ambiente de cierta crispación: “¿Por qué tengo yo que pedir perdón? ¡Que lo pida ETA!”. Es interesante este momento, porque refleja lo que más les cuesta a estos hombres, que es lo de asumir su responsabilidad personal, justamente la condición primera que se les pide para que el arrepentimiento y cambio de vida, después de su historial criminal, sea sincero.

“Maixabel” película queda como un ejemplo –y ojalá lleguen muchos más – de cine reflexivo, no aconsejable para quien sólo acepta el cine de evasión, y también de cine honesto y valiente al afrontar sin tapujos las realidades de nuestro mundo sufriente, al respetar profundamente al espectador dejándole libre para que juzgue los hechos que ve en la pantalla. Más que dar respuestas, es un cine llamado a concienciarnos, a cotejar con otros nuestros prejuicios, ideas y sentimientos; o sea, a provocar el debate al salir del cine.
.
Cinemaparadiso1951
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow