Han pasado 20 años nada menos, dos décadas desde que elegimos elegir Trainspotting, vibrante testimonio generacional, presentado a ritmo de un insuperable "Lust for Life" de Iggy Pop, adornado con un montón de verdades, extraídas de la novela de Irvine Welsh, que daban paso a la que, seguramente, es la mejor películas sobre drogas jamás filmada.

Cubierta por ese pesimismo formal, tan propio de los 90, el trabajo de Danny Boyle aprovechaba un aliento visual vibrante e inconformista, que igualmente se nutría del concepto psicotrópico que toda sustancia conlleva, lo cual aproximaba el tema a expertos y profanos de manera nítida e incontestable.

Trainspotting 2 está basada en la novela "Porno", secuela literaria que Welsh escribió ex profeso, para ser tomada como referencia por John Hodge, el guionista original, inmerso de nuevo en las peripecias de Renton, Sick Boy, Spud, y Begbie, que vuelven a encontrarse, tras los avatares del destino, en el Edimburgo actual.

Mucho tiene que ver la música en todo esto, de Iggy Pop, cuyo mencionado tema se mantiene aquí con el remix de Prodigy, en esta segunda entrega podemos disfrutar desde "Radio Gaga" de Queen, pasando por "Dreaming" de Blondie, hasta esa declaración de intenciones que supone el "Relax" de Frankie Goes To Hollywood, buenas composiciones que sin embargo, no consiguen alcanzar el excelso nivel de su antecesora en dicho apartado.

De lo que si puede presumir Boyle, es de saber mantener los factores visuales casi intactos, sujetados por su intachable capacidad cromática, un aspecto formal deshinibido, y ese montaje frenético marca de la casa, del que vuelve a hacer gala, recuperando esa sensación positiva de aceptación, que nos recuerda que hay vida para la estética de videoclip, dentro del casi siempre encorsetado engranaje cinematográfico.

Mención aparte merecen los cuatro interpretes, lo de Ewan McGregor y Robert Carlyle es comprensible, han sabido mantenerse en forma todos estos años, pero Ewen Bremner y Jonny Lee Miller si que han necesitado desempolvar, con gran éxito, todo hay que decirlo, sus mejores registros interpretativos para volver a dar vida a Spud y Sick Boy respectivamente.

Finalmente, este regreso de Renton y compañía, vive indudablemente de la nostalgia con la que toda una generación vivió aquellas aventuras, resulta imposible negar esa sensación de que continuar con aquello era innecesario, pero también es indiscutible que entonces, nos quedamos con ganas de más, y en eso, este nuevo ejercicio de estilo de Boyle, consigue cuando menos, salir airoso de tan arriesgada empresa.



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