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España España · malaga
Voto de alcaide:
7
Thriller. Acción. Comedia Un veterano agente secreto inglés (Colin Firth) debe entrenar a un joven sin refinar (Taron Egerton), pero que promete convertirse en un competitivo agente gracias a un ultra-programa de entrenamiento, al mismo tiempo que una amenaza global emerge procedente de un genio retorcido. Adaptación del cómic de Mark Millar y Dave Gibbons. (FILMAFFINITY)
2 de marzo de 2015
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
A Matthew Vaughn ya no se le puede considerar una promesa, tras haber batallado en recintos tan desagradecidos como los del cine comercial de máximo entretenimiento, y salir más que airoso, se puede afirmar que forma parte de ese selecto y reducido grupo de realizadores que ofrecen un producto realmente convincente, jugándose la vida en un alambre de lo más inestable.

Ya con "X-Men: Primera Generación" (2011), su anterior trabajo, Vaughn encontraba un punto de equilibrio con el que recuperar una saga maltrecha, recurriendo a un estilo Pulp Mutado, que ya evocaba el cine de espionaje como baza destacada para su causa.

Es por eso, que el siguiente paso del director de la brillante "Kick-Ass" (2010), parecía lógico, y en los tiempos que corren, y tras eliminar el factor mutante de la ecuación, basta con acercarse nuevamente al mundo del cómic, con un material que el propio Vaughn se encarga de adaptar, para que el vehículo quede preparado para salir de fábrica, mucho más libre y plenamente cargado de energía.

Brillante sátira de los films de 007, a los que homenajea en más de un momento puntual, "Kingsman" no es un film perfecto, de hecho, roza el ridículo en muchas de sus decisiones, pero lo que si sabe hacer con mucho acierto, es saber construirse una identidad propia, y por encima de todo, desarrollar sus aventuras de menos a más, alcanzando su cenit y posterior armonía en una escena, la de la iglesia, llamada a ocupar los anales de la memoria en su incipiente, y más que segura, legión de seguidores.

Por otro lado, la presencia en el reparto de un villano como Samuel L. Jackson, bien acompañado de una lugarteniente tan hermosa como letal, alude directamente al universo del maestro Quentin Tarantino, cada vez más presente en el cine de Vaughn. Del resto se encarga la flema british de Colin Firth, impecable como caballero del imperio, y la siempre estimulante aparición de Michael Caine, dos actores de gran nivel para arropar a Taron Egerton, verdadero protagonista del film.

Finalmente, y como recomendación, acudir a este atrevido servicio secreto garantiza una buena dosis de incorrección política, destinada a no dejar, nunca mejor dicho, títere con cabeza, algo que en la actualidad parece algo casi obligado. Respecto al ejercicio de funambulismo de Vaughn, bastara con decir, como conclusión, y a modo de reconocimiento, lo mismo que sus personajes sentencian en los mejores momentos de la cinta, que este "no es ese tipo de película". Ciertamente, su salvaje originalidad destaca por encima de cualquier posible defecto formal.


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alcaide
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