El amigo Augusto se fue, y dejó un zafarrancho en su micromundo femenino: esposa, amante, doméstica y perra que lo extrañarán horrores. El problema es que -como suele suceder- la esposa no tenía idea de la existencia de la amante. No obstante esto Augusto tiene el tupé de pedirle a su legítima Elena en el último suspiro que le cuide a la pobrecita Adela. Se imaginan. En fin, tal vez el nudo de la historia no sea de lo más original que ha dado el cine, pero todo el resto sí lo es: el contexto, los personajes, las actuaciones y el desarrollo de los acontecimientos. Debo decir que es lo mejor que vi de este Director, que de hecho hizo películas nada desdeñables como "Anita" o "Elsa y Fred". Incluso creo que aquellos de paladar exigente que consideraron demasiado edulcoradas las anteriormente nombradas obras, tendrán que reconocer que acá hay una muy perceptible superación. En lo que a mí respecta, me saco el sombrero por la soberbia actuación de la Bertuccelli (Adela), la grandísima y conmovedora composición de Graciela Borges (Elena), la simpatía de Rita Cortese (su asistente y amiga) y dejo para el final el delicioso, bizarro y tragicómico papel que juega Martín Bossi como Justina, el travesti empleada doméstica de la casa del matrimonio, sede central donde transcurre la mayor parte de la historia. Y como si eso fuera poco señora, para frutilla del postre, como leit motiv sonoro hay una gran versión a cargo de Vicentico de "Paisaje" la balada de Franco Simone. Yo a esta película le veo destino -sino de grandes premios- al menos de grandes satisfacciones por igual para el público y la crítica.