Pelicula ambientada en el belicismo de la Europa de finales del siglo XVIII y personalizada por la profunda y turbulenta vida de un irlandés errante en un larguísimo viaje de honor, búsqueda de prosperidad y desventura. Se nos presenta en dos partes, la primera romántica y jovial. La segunda madura, interesada y fútil. A ratos es tan lenta que puedes llegar a dormirte mientras suspiras y piensas a que huelen las nubes. La interpretación es muy correcta pero transmite cierta frialdad y distanciamiento. Gracias Kubrick. Se agradecen los adornos: fotografía de postal, vestuario muy logrado, decorados majestuosos kilos y kilos de maquillaje y una gran banda sonora con composiciones de repertorio clásico junto con melodías británicas. En todo caso se percibe cierta línea continuista con la naranja mecánica. Un sistema implacable que devora cualquier individualidad.