Bienvenidas sean siempre las revisiones o primeras visiones de estas películas de serie B de los ochenta. Son peor que malas, y por eso, con unas pipas y un refresco o con un par de copas tienes una noche arreglada la mar de bien. El guion no le importa a nadie, y menos a los guionistas (un héroe que va en moto por las alcantarillas busca la venganza por la muerte de su querida esposa, algo quemadita tras 60 explosiones de su coche), las interpretaciones son de pesadilla (sí, está Lous Gossett Jr, otro de esos Oscar al Mejor Actor de Reparto desaparecidos tras recibir la maldición; sí, Dolph Lundgren quiere poner cara de malo y le sale de sueño) y el dinero invertido da para los bocadillos del mediodía, cerveza caliente del Día y tres decorados. ¿Pero para qué hace falta más? ¿Alguien esperaba un filme al estilo Batman de Nolan en esa época en la que Marvel no podía pujar por los derechos de sus cómics?
Pues eso, a disfrutar.