Son esas cualidades de Warner Bros Animation que han tenido películas que atinaron con la crítica pero que fracasaron en taquilla, ("El Gigante de Hierro" o "Batman: la máscara del fantasma"), y en el caso de "Storks" a mi me convencieron.

Desde su premisa originada en la pregunta incómoda más común que se da entre niños y padres, Nicholas Stoller y Doug Sweetland construyen una cinta visualmente imaginativa, de entretenimiento asegurado y de gags ocurrentes que son irresistibles por su ternura o su comicidad. El cast está muy bien, cada actor de voz hace el trabajo correcto para diferenciar a su personaje.

Y, si es cierto que la historia es muy predecible, está muy desarticulada y, por momentos, es ciertamente confusa; por lo que uno debería echarla un vistazo a este filme es por lo que sucede en el medio, por todas esas situaciones que inspiran la risa o esa onomatopeya presente en el título. El filme, a diferencia de otras cintas animadas, no se esfuerza por vender su abundancia de color y brillo como parte de un producto infantil, sino que aprovecha todo ese espectro visual para dar lugar a "mini-sketches" propios de un "Saturday Night Live" animado.
Se conciben ideas originales y creativas que se acumulan en pos de entretener a la audiencia, aunque hay que admitir que esto no es nada completamente deslumbrante ni ingeniosamente innovador.

En definitiva: A pesar de sus fallos y caminos comunes, "Storks" se concentra en generar gags elaborados envueltos en buena comicidad, una animación muy bella y un ritmo de buenos enredos.

Calificación: 6.0/10