Ante todo decir que Verónica es una película de terror muy interesante y disfrutable. Su principal virtud radica en la fidelidad con la que se recrea una época (principios de la década de los 90) y no hablo sólo de lo externo: muebles, ropas, adornos, peinados, edificios etc. Sino, sobretodo, en las actitudes, reacciones, comportamiento y lenguaje de los personajes. Las niñas son niñas reconocibles de aquellos años. Niños que jugaban y hacían tareas domésticas, que se inventaban juegos y que, en definitiva, jugaban con un walkie talkie y su imaginación. Niños de carne y hueso.
Verónica, la hermana mayor, la que se encargaba de los pequeños y ya no como una tarea impuesta sino como parte de su vida, su rutina. El trabajo de recreación de aquellos maravillosos ( a ratos) y excéntricos 90 me parece impresionante.
La trama en sí me ha gustado, la he seguido con interés, con cierta angustia, creyéndomelo todo... Pero, sin poder apartar de mi cabeza la idea de que estaba viendo algo "basado en hechos reales", aunque no por ello asumiendo que los hechos narrados hubieran sucedido tal cual (con espíritus y poltergeist y apariciones). Quizás en este punto es donde la película me resulte más "fallida" puesto que se decanta de una forma contundente por lo paranormal, cuando, a mi entender, hubiera resultado más interesante jugar a la ambigüedad: ¿se ha desquiciado Verónica y arrastra a sus hermanos a sus delirios o en realidad suceden hechos paranormales? La película parece decidirse más por la segunda opción e intenta vender la moto de que esos "hechos reales" apuntan en esa dirección.
Tras indagar un poco sobre los hechos reales en los que se basa la película (sigo en spoiler)...