En este film que se deja ver, Sam Raimi -quien me deslumbró con 'A Simple Plan'- tenía muchos y buenos elementos para plasmar algo memorable. Por lo pronto Cate Blanchett aparece notable en su rol de mujer que ha perdido recientemente al marido quedando a cargo de tres hijos pequeños, y ganándose la vida con la difícil profesión de intentar ayudar a la gente por medio de un Don que posee, el de la videncia. De este modo la pobre mujer sobrelleva con su soledad la carga adicional de tratar con toda clase de gente problemática, desequilibrados emocionales, personas violentas o víctimas de violencia, y así, que muy fácilmente podrían volverse contra ella. Nos queda la duda de si semejante don ha de ser considerado como un "regalo" o más bien una maldición que la deja a merced de toda clase de prejuicios, la burla e incluso la ilegalidad. Sobre todo cuando la policía, pese al escepticismo del sheriff, va a requerir de sus servicios a manera de psicómetra para ayudar a encontrar a una joven del pueblo que ha desaparecido. Su participación en la investigación, como también más tarde en el juicio oral del caso, la colocan en una situación de exposición realmente peligrosa. Creo que no hacía falta más para realizar un thriller psicológico no necesariamente original, pero al menos interesante y sólido. Desafortunadamente el director desvía las cosas hacia un tema que lo lleva a mezclar géneros, perdiendo el film con esto, para mí, la fuerza que podría haber tenido, desdibujándose y deviniendo inverosímil. Por lo demás, la narración no está lograda como para evitar ser predecible, y nos hace llegar a un final muy estirado pensando no ya en lo que vimos sino en qué es lo siguiente que tendríamos que hacer. Una pena, porque la factura del film y el reparto daban para realmente mucho más.