Uno de los capítulos de "La dimensión desconocida" con más mensaje. Pese (y gracias) a la rudimentaria técnica cinematográfica que se emplea, Asher nos habla de lo que es la felicidad en uno de sus estados más puros y originales. Oda a lo sencillo, que no a la simple, y también a la vida o la lo que debería ser la vida. Se aleja de todo artificio para, mediante una de las más contundentes ficciones, ofrecer un paradigma de nuestra realidad (ideal).