De Armiñán consigue realizar, con sencillez, que no con simplismo, una película que muchos/as realizadores de hoy en día desean todavía hacer (y para ello emplean armas contrarias a esa virtud llamada sencillez). De Armiñán sigue la estela de "El principito", cuando se propone contarnos una historia de sentimientos a través de la transexualidad y el travestismo, y no al revés. ¿Qué consigue? que el ser humano vea que lo importante está el interior, una base educacional olvidada que, interpretada por José Luis López Vázquez se convierte en una experiencia diferente.