Mediados del siglo XVII en la América anglosajona. Una familia es expulsada de una aldea puritana por la disidencia religiosa del padre, se ven obligados a formar una granja lejos del contacto con su comunidad, el aislamiento y la miseria ponen a prueba la inquebrantable fe de aquellos pioneros, llegando a ser desesperante su situación cuando las desgracias empiezan a tener una dimensión diabólica y fantástica.
La reconstrucción histórica es correcta y las interpretaciones notables, sobre todo la protagonista y el padre, que tiene mucha prescencia y una gran voz. La trama oscila entre el cine de terror fantástico con mucho suspenso y un drama familiar y psicológico, para mi gusto queda un poco a mitad de camino entre ambos y aunque entretiene, la bien lograda intriga conduce a un final insólito y bizarro.
El tema es muy interesante, en aquellas comunidades el desarraigo, la miseria y el ferreo control de los líderes religiosos generó notables experiencias de histeria colectiva, motivadas sobre todo por la represión a la sexualidad femenina, que terminaron en brutales acusaciones y castigos por brujería. Este estado de ánimo se refleja de forma contundente al interior del grupo familiar que protagoniza el film.
Si bien está basado en documentos históricos, el director opta por el género fantástico para desarrollar el conflicto, las fuerzas sobrenaturales operan de manera intermitente y poco clara sobre los desafortunados personajes, cuyos conflictos se harán cada vez más intensos a la vez que crece su desorientación, las fuerzas oscuras le aportan cierta ambiguedad que alimenta el miedo de quienes dan crédito a supercherías.
Efectiva si no te la tomas en serio, el desenlace puede mover a risa