Kim Ki-Duk es un director que siempre me ha intrigado y, aún así, nunca me he puesto a ver sus películas. Quizá motivado por las ganas de acabar con esta tarea pendiente, o quizá por que su última película 'Shi Gan (Time)' me gustó un montón por su tratamiento, con un humor muy negro y cínico como añadido a un drama romántico bien hilado; sea como fuere, he optado por ver 'Hierro 3', en teoría su mejor película, y lo cierto es que no puedo quejarme en casi nada.

La película es lenta, muy lenta, lo cual la aleja del 99% del público irremediablemente. Pese a todo, la magia de la cinta radica justamente en esta característica: las miradas o los gestos son el mayor vehículo para los sentimientos, y aquí se refuerza al máximo eso de "una imagen vale más que mil palabras". Lo que en teoría se presupone como un ejercicio aburrido, por su falta de diálogos -que tiene, pero muy poquitos-, acaba siendo un fascinante viaje por las desventuras de los dos protagonistas del filme, que dejarán caer al final del mismo el mejor final que he visto nunca en una película coreana (junto al de Old Boy), y probablemente el mejor de todo el cine romántico moderno.

La única pega que le pongo a la película es ese 'rollo Zen' que se trae en cierto pasaje, donde el protagonista se dedica a poner katas y hacer gestos con unos giros de cámara totalmente tontos. No me molesta demasiado, por que al fin y al cabo dura poco... pero quizá me gustaría algo menos 'tonto'. Pese a todo, interpretaciones fantásticas, un ¿guión? cojonudo y, en resumidas cuentas, una película que hasta que llegó su final simplemente me había gustado, pero que después se convirtió -con la escena final- en uno de mis films asiáticos favoritos. Recomendada, eso sí, con el aviso del inicio de la crítica: es lenta, sin apenas diálogos. No se digiere fácil si es la primera película de este tipo que ves.