Notable le he puesto. Genera la suficiente tensión e incomodidad para ser feliz con tu sofá y manta mientras te alegras de no ser tú uno de los protagonistas. Protagonistas que, por cierto, es una de los mayores aciertos de la películas. No son arquetipos ni personajes. Tienen la fragilidad y el desamparo que la historia exige. Están acojonados, agobiados y casi destruidos por una naturaleza hostil y una incapacidad absoluta de defenderse a un ataque organizado o caótico. Da igual. Tú ahí te arrebujas más en la manta y te incrustas en el sofá, porque piensas que serías la presa fácil y enorme visible y fluorescente para cualquier diminuto punto rojo. Hasta ahí todo es universal y global, pero luego viene la parte "sueca". Esa mente lógica, aplicada a lo que puede no serlo, y te fabrica un mueble estupendo o una venganza caliente en un plato helado. Y cuando lo montas todo encaja, pero no te queda igual que a ellos. Y siempre tienes la impresión de que falta un tornillo decisivo o que la forma de montar las piezas según las instrucciones no tienen el orden adecuado. Algo falta para que el resultado sea sobresaliente. Aunque tampoco importa demasiado, has pasado un "buen" rato malo y te tomas un café muy caliente...