Todos firmamos tener junto a nosotros esa persona que te da dos hostias cuando te las mereces y que es capaz de poner su cuerpo entre una bala y tú. Ford tiene la habilidad de no hacerte ver una película más. Por eso sus eternos visionados no son rutina sino un constante aprendizaje.

Aquí, en esta rara avis, nos comemos 40 minutos tediosos hasta que empieza verdaderamente la película: al pie de esa escalera. De momento ya te hace ver que te puede pasar a ti. Si le pasa al mismísimo John Wayne …

Y ver al "Duque" postrado boca abajo es un bofetón tremendo. Historias de parejas separadas sin entrar en detalle pero diciendo: "¡Eh! Son los 50 pero no estás solo".

Y como colofón, esa despedida y cierre en tirolina con el barco en marcha es un sello eterno.