Las costumbres, las tradiciones, las relaciones entre vecinos. Aquí Berlanga refleja perfectamente todos esos detalles que nuestros abuelos nos han contado, y nos hemos imaginado, pero que a nosotros ya nos queda muy muy lejos.

Aunque para los que hemos nacido y crecido en un pequeño pueblo, tampoco es que nos queden tan lejos. En mi pueblo siguen colgando las banderas cuando cualquier acontecimiento, el reloj de la iglesia sigue estando, las campanas se voltean cuando alguna fiesta, siguen estando las viejas criticonas. También el aguafiestas que tiene que estar en contra de todo.

Pero muchas cosas han cambiado; el alcalde ya no es un cacique, el cura ni pincha ni corta, la gente no tiene tanta ilusión y tantos sueños, ni idealizamos tanto a los americanos. Digamos que estamos muchísimo más documentados.