Solaris, al igual que La zona, es un elemento extraño, de difícil comprensión y dudosa credibilidad, que interactúa con el ser humano, con su mente y su cuerpo, de forma caprichosa y violenta. Pero ambas necesitan la participación del ser humano para tomar o dar forma a los miedos o fantasmas de éstos. Evidentemente todo en un marco de ciencia-ficción, o cine fantástico, que permite a Tarkovski indagar, dar rienda suelta a sus propias inquietudes, pero avanzando en la historia de manera coherente y discreta, sin grandes alardes técnicos, ni efectos especiales. Sus personajes buscan un lugar, o un sentimiento, una respuesta tangible, y en ese afán deberán aprender a crecer con la historia, puesto que de nada les sirve lo que han visto o vivido hasta ahora.

Al margen de este pequeño explaye (producido por la ingesta de un buen plato de paella preparada por mi abuelo de 83 años, y un café solo doble acompañado de un buen orujo), podemos reconocer otros aspectos comunes en el cine del espacio, por decirlo de alguna manera. Naves espaciales, pasillos luminosos y claustrofóbicos, personajes ambiguos, humanos, humanoides, etc. Vamos, que del todo del todo no estamos ante una obra extraña o de difícil comprensión, se reconocen en ella personajes, situaciones y conflictos antes tratados por este sensacional y denostado género. Lo que Tarkovski pretende es mostrarlos tal y cómo podríamos imaginarlos, una vez admitidas las licencias del género, condición sin ecuánum, para su visionado, sin estridencias ni demasiado ruido.

Yo voy a dejarlo aquí, aunque soy consciente de las ilimitadas horas de debate que un film así nos ofrece. Es mi primera vez en Solaris y me conformo con los aspectos más visuales y menos intelectuales. Me he vuelto a quedar en la capa superficial. Tardé 3 días en verla, 3 noches para ser exactos, a 1, 2 canutillos de Mari por sesión. Llegué a pensar que la nube era humo y no océano. Fumaris, un océano de humo que sondeará tu psyque, tus recuerdos en su defecto, tus fantasías en defecto de éstos, y te transportará adonde nunca has querido ir.
Fumaris y el papel de arroz corto.