Keaton solo necesita 40 minutos para conseguir una joya del cine que brilla como comedia y a su vez como soberbio documento cinematográfico que juega y expone con una certeza pasmosa la esencia del cine como falsa realidad y que habla sobre su influencia en la vida real. Todo un derroche de imaginación e ingenio tanto en el gag visual como para la composición de los planos y escenas, que sigue siendo a día de hoy una magistral lección de comicidad y talento cinematográfico. Escenas como la de la pantalla de cine han dejado una profunda huella que ha llegado a influir a directores actuales tan dispares como Woody Allen o John McTiernan. No menos memorable es la genial partida de billar. Pero cada escena está dotada de un talento poco habitual, llenas de gags geniales y soluciones inteligentes. La película tiene ritmo y la técnica es irreprochable, con trucos de cámara tan asombrosos como el del sueño o el de la pantalla de cine que demuestran el absoluto dominio de Keaton de las posibilidades visuales que el cine le proporcionaba y que le destacan como uno de los grandes narradores de los inicios del cine y de la historia de este. Además Keaton como actor está tremendo. Creo que Sherlock Jr es un film esencial a pesar de su brevedad, no solo de la obra de Keaton sino de todo el periodo mudo. Todo un ‘pequeño’ clásico.