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Voto de Luis Ángel Lobato:
8
Ciencia ficción. Drama Una nave extraterrestre llega a la tierra con la misión de entregar a los hombres un importante mensaje. El mundo entero queda conmocionado el día en que, sin previo aviso, un platillo aterriza en Washington y de él sale Klaatu, un alienígena de aspecto humano acompañado de Gort, un amenazante robot. La petición que Klaatu hace a todos los gobernantes del mundo es rechazada. Así las cosas, Klaatu decide observar cómo viven los humanos ... [+]
17 de agosto de 2014
9 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una de las más imperecederas películas de ciencia ficción de los años cincuenta –década prodigiosa de la serie “B” fantástica– fue, sin duda, Ultimátum a la Tierra, 1951, del estimable realizador Robert Wise, adaptación del estupendo relato, El amo ha muerto, del escritor Harry Bates. La película de Wise muestra bastantes diferencias con el relato en el que se basa. Pero desgranar eso sería otra historia.
En Ultimátum a la Tierra –lo argumento desde mi punto de vista de agnóstico religioso, y creo que algún crítico ya lo ha señalado– las referencias religiosas al Cristianismo y al propio Jesucristo son muy evidentes: el protagonista extraterrestre reclama la paz entre los hombres para que continúe la armonía en el universo. El cosmonauta, que ha llegado del cielo, toma un traje, al escaparse del hospital en el que se recupera de sus heridas, cuyo dueño se apellida Carpenter –carpintero– y adopta para sí este nombre. Y, lo más explícito: nuestro visitante resucita y proclama la paz universal levantando de nuevo el vuelo hacia las alturas.
Por otra parte, tras su inquietante inicio con la visita del alienígena y de su indestructible robot con propiedades aparentemente divinas, se advierte, utilizando un argumento y una estética expresionista propios del cine negro, una denuncia al temor irracional de la sociedad americana de mediados del siglo XX por las invasiones comunistas.
Las propuestas ideológicas de la película no coincidían con la de las de las películas de ciencia ficción al uso en su tiempo, donde los extraterrestres eran malvados y siempre estaban dispuestos a invadir el planeta Tierra y a esclavizar a sus habitantes: destruir el modo de vida americano del momento, en claras referencias a invasiones comunistas –guerra fría– tanto desde el exterior del país, con desembarcos masivos y bombas nucleares, como desde su interior, a través de activistas izquierdistas. Sin duda –y no es poco para la época–, la película se acoge al fundamento político más democrático: la libertad e igualdad de todos los hombres.
En este film tan especial, el verdadero destructor de la sociedad establecida, del mundo civilizado, no es el ser extraño –el extranjero–, sino nosotros mismos –la paranoica sociedad estadounidense de los años cincuenta– con nuestra peligrosa tecnología y con los obsesivos temores a todo lo distinto.
La crítica a la xenofobia está servida en esta muestra de buen cine de ciencia ficción enfundado en una precisa estética del género negro.



Luis Ángel Lobato-Valladolid-España
Luis Ángel Lobato
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