No me voy a sumar al carro de los que demonizan y no ceden ningún tipo de aspecto favorable a la serie. ¿Está plagada de inverosimilitudes y situaciones forzadas? Sí, pero, sinceramente, creo que nadie entró en la serie esperando encontrar un fiel reflejo del costumbrismo galaico. A todos nos chirrían los temarios vacuos y remplazados por conversaciones siempre de índole personal sin una mayor justificación que presentar tramas o dar matices de la relación de los personajes. La serie es torpe, pero hay cosas buenas.

Pienso que hay profundidad en los personajes, creo ciertamente que se pueden ver ciertos procesos y ciertas metamorfosis, hay deseos ocultos, hay traumas que guían y abocan a situaciones, hay un punto psicoanalítico con el que se puede mínimamente disfrutar y que, si lo comprendes, te ayuda a adelantarte a los "giros" de trama. Y entrecomillo lo de los giros porque, sinceramente, son escasos, o incluso ninguno. Pero sí que hay un clima de tensión que se ha de señalar: la paleta de colores, los planos, los escenarios... acompañan a que haya un aura de misterio que te mantiene atento, y eso, al menos, es de agradecer.

Para finalizar me gustaria destacar varias cosas, tanto positiva como negativamente. Por un lado, las buenas actuaciones femeninas y las no tan buenas masculinas. Por otro, que las circunstancias personales e individuales de los personajes generen un clima general, porque al final es como que piensas "Pobre Raquel, está en un pueblo de locos" y eso es importante, entremezclar y extrapolar lo personal a lo general y con esto generar una dinámica con la parte que se contrapone, que es Raquel. Por último, cierro con un par de aspectos negativos, y es que se dejan muchos mensajes realmente tóxicos y dañinos con absoluta ausencia de un potente contramensaje y, además, se le da escasa importancia a los últimos acontecimientos, habiendo cantidad de flecos y cabos que no terminan de atarse, dejando entrever que su única existencia era para justificar tramas, notándose así el poco interés por generar una sensación de plenitud, de interconexiones y de, al final, un trabajo bien ejecutado.