Se trata de la secuela de la cinta de suspense (y algo de terror, por qué no) dirigida por Johannes Roberts en 2017 titulada 'A 47 metros'. En esta ocasión, Roberts vuelve a ponerse en la silla del director y según un libreto nuevamente coestrito por Ernest Riera y el propio realizador. Si solamente se puntuara este film en cuestión del mencionado terror, suspense y lo que te ha hecho pasar durante los casi noventa minutos de metraje le pondría un diez, un sobresaliente de golpe, pero el guión hace que desfallezca en la nota. A 47 metros 2 (2019) (la verdad es que me gusta más el título original, 47 Meters Down: Uncaged, ya podrían haber traducido de éste) mantiene el espíritu de la original, pero con un reparto completamente nuevo. Está formado por Corinne Foxx (es la hija en la vida real del actor Jamie Foxx), Sistine Stallone (también conocida como Sistine Rose Stallone y es una de las hijas del mítico Sylvester Stallone), Sophie Nélisse (desconozco su filmografía, pero para mí es una hermosura de chica y hace muy creíble a su personaje) y Brianne Tju, y entre los secundarios podemos ver a John Corbett (Mi gran boda griega (2002)) y Nia Long (Premonition (2007)). Si en la anterior teníamos a dos chicas que sufrían lo suyo bajo el mar, aquí nos encontramos a cuatro adolescentes desatadas, y con ganas de marcha, intentando pasar un buen rato haciendo submarinismo en una cueva e inspeccionando el trabajo de excavación del padre de una de ellas. Qué duda cabe, lo que pinta o luce sencillo y placentero, se convertirá en un infierno para las cuatro chicas jóvenes y guapas (una rubia, una nerd, una afroamericana y una asiática) cuando se queden atrapadas bajo el agua. La gracia viene cuando creen que van a estar solas, pero se encontrarán en compañía. Como digo más arriba, el guión hace que pierda puntos la película, supongo que hay cosas que en el mundo real uno no haría ni queriendo y que aquí están hechas a posta, sino no habría film, pero es que hay situaciones que me han sacado de quicio. Hay acciones realizadas por alguna protagonista que, si se tuviera dos dedos de frente, en la vida real no se haría ni de coña. Bueno, mejor no comento nada para no hacer ningún spoiler, ya lo veréis por vosotros mismos. La tensión y el suspense es brutal, como en la anterior, sobretodo por la partitura musical a cargo de Tomandandy, aunque no es tan de terror como nos la pintan (al menos, en mi opinión). Exceptuando, eso sí, algunos jumpscares (esos llamados sustos de gato) que, a veces, no te ves venir, porque el director juega con la oscuridad y la poca iluminación para hacernos sufrir, como si fuéramos otro personaje más de la historia. Por suerte, esta vez, estoy contento porque el final me ha llenado más que en la original y no ha hecho que saliera enfadado tras su visionado. Los personajes sufren, sí, pero de otra manera y sus destinos son bien diferentes. Mi nota final es de 8/10.