¿Quién dice que el cine de psicópatas no puede envolverse en la piel del drama marginal? En realidad esa es la verdadera naturaleza de la mayoría de ellos. “Snowtown” empieza su andadura en la miseria social y termina rebozándose en la psicosis enfermiza de sus personajes después de un periplo que pasa por la pobreza, la locura, los abusos sexuales, la soledad, el fanatismo, la violencia y el crimen. Magnífica en su primera mitad y un poco más rutinaria en la segunda, cuando ya está casi todo el pescado vendido, la primera película de Justin Kurzel consigue hablarnos de la psicopatía y la maldad como algo mucho más cotidiano de lo que nosotros pensamos. No en vano está basada en unos hechos reales que, por lo que he podido leer, sobrepasan en mucho lo mostrado por una película que intenta en la medida de lo posible no caer en el morbo fácil. Afortunadamente lo consigue, lo que suma un punto más a su favor. Un buen trabajo no apto para todos los paladares.