Paris, 2020. Es momento para el cine francés de diseño y corte futurista, para construir relatos de ciencia ficción con toques de thriller, para darse cuenta que siguiendo patrones ya vistos en el cine americano la ‘afrancialización’ funciona igual que la ‘americanización’; aunque sin estrellas y menos millones de presupuesto queda más cutre. Poco cambia si quitamos los fondos de cristal y diseñados por ordenador. Todo se queda en una manida cinta de policías e intrigas no-palaciegas del montón. Pretenciosa y estúpida a partes iguales.

“Chrysalis” es una mezcla imposible de “Blade Runner”, “Minority Report”, “Olvídate de mí!” y “A propósito de Henry”. O lo que es lo mismo un Truñalis. Julien Leclercq va directo a la lista negra. El refiero es indigesto y tan imposible que, en fin, ver la evolución de Bernie (Albert Dupontel) en Jason Bourne da más risa que otra cosa. Yo, personalmente, le prefiero comiendo cabezas de canarios a que haga películas tan mediocres. Aunque esta vez el cerebro que devora y engulle el bastardo es otro: ¡el nuestro!