Chrysalis

Para definir "Chrysalis" no habría que darle muchas vueltas al meollo: Aburrida, previsible y vacua.

Está claro, el cine francés actual no es lo que era la epoca de los Truffaut, Malle, etc... pero de vez en cuando, aparecen propuestas como ésta, "13 Tzameti" o cualquiera de Veber, Becker, etc... que siempre despiertan cierto interés, ya sea por su buena pinta, por reflotar (como es el caso de la cinta de Leclercq) un género perdido como la sci-fi o por contar con planteles de actores que suelen ser competentes, cuanto menos.

El problema de "Chrysalis", lo hallamos en que el realizador tiene una historia por contar, pero no tiene ningún mensaje a transmitir, es decir, se dedica a desgranar su relato ambientado en un futuro no muy lejano con la única lucidez que imprimen una fotografía logradísima y unas coreografias compactas y convincentes. Nada más.

Y aunque, en el fondo, se agradezca un proyecto de estas características, haber estado dándole vueltas al mismo ovillo durante tanto tiempo para concluir de un modo tan simple y predecible, no compensa.
Se aleja de los tópicos en ocasiones, sí, y busca un equilibrio entre personajes sin intentar ofrecer un rol claramente protagonista (por mucho que en el cartel nos planten a Dupontel en primer plano), pero ello no es suficiente para hacer de este fallido intento algo interesante, como mínimo.

Cuando el cine francés imita al americano y/o genera productos como éste, de un acabado estético impecable y con su mayor o menor dosis de violencia, el resultado raramente vale la pena.

Chrysalis se pierde en las formas, cuida al máximo lo visual y se olvida de la narrativa. Y lo que es peor, del contenido. El comienzo es espectacular, y sin embargo, la película nunca llega a arrancar realmente. El guionista juega al escondite con el espectador, hasta el punto de que cuando empiezan a encajar las piezas de este llamativo rompecabezas, la película se termina, dejándonos con la sensación de que para este viaje no necesitábamos alforjas.

Una historia que, sin resultar novedosa, desde luego habría dado mejores resultados en manos de otro director con más ganas de contar algo y menos pretensiones estéticas.

Al grano: la historia no tiene interés, es opaca, falsamente trascendental (Leclercq trata de hacer una suerte de "Blade Runner" con aire de Tarkovski y le queda una suerte de anime made in Mamoru Oshi afrancesado de ritmo moroso y fotografía a lo "Minority Report"), el cast tiene poco con lo que trabajar (demasiado hieratismo, amigos), se echa en falta el factor humano en la historia (que peca de erradamente cerebral) y el tono general del filme resulta inconsistente, además de conducir a resultados aburridos.

Lo mejor: El trabajado diseño de producción y la fotografía (altamente profesional y casi tan refinada como los decorados que aparecen durante el metraje), que dejan bien claro el alto nivel técnico del cine galo.

Lo peor: La historia y la ausente interpretación de Albert Dupontel.

El plano: Dupontel persiguiendo a un criminal en un vertiginoso travelling grabado con una Skycam (o Cablecam). Buen momento.

Conclusión: Filme olvidable. Seguramente los tíos de EEUU se fijen en el refinado estilo visual del largo y den curro allí a Leclercq. Tiempo al tiempo.

En resumen:

Paris, 2020. Es momento para el cine francés de diseño y corte futurista, para construir relatos de ciencia ficción con toques de thriller, para darse cuenta que siguiendo patrones ya vistos en el cine americano la ‘afrancialización’ funciona igual que la ‘americanización’; aunque sin estrellas y menos millones de presupuesto queda más cutre. Poco cambia si quitamos los fondos de cristal y diseñados por ordenador. Todo se queda en una manida cinta de policías e intrigas no-palaciegas del montón. Pretenciosa y estúpida a partes iguales.

“Chrysalis” es una mezcla imposible de “Blade Runner”, “Minority Report”, “Olvídate de mí!” y “A propósito de Henry”. O lo que es lo mismo un Truñalis. Julien Leclercq va directo a la lista negra. El refiero es indigesto y tan imposible que, en fin, ver la evolución de Bernie (Albert Dupontel) en Jason Bourne da más risa que otra cosa. Yo, personalmente, le prefiero comiendo cabezas de canarios a que haga películas tan mediocres. Aunque esta vez el cerebro que devora y engulle el bastardo es otro: ¡el nuestro!

Después de ver hace poco" Venganza" del director Pierre Morel, con la actuación excepcional de Liam Neeson, y quedar sorprendido de como fue tratado un tema de acción y ritmo espectacular por el cine francés, me decidí por esta "Chrysalys". Gran decepción. Los primeros 10 minutos de película enganchan y prometen un jardín de rosas. A poco de andar el globo se va desinflando, hasta caer en un final abrupto, tirado de los cabellos, con escenas inconexas y exageradamente forzado.
El libro, aunque no lo leí, supongo que debe ser muy bueno; en sí la trama, la idea es interesante: en juego se encuentran una máquina que logra borrar e implantar recuerdos, agencias estatales que se disputan la misma, un agente y su compañera que es asesinada, y un desarrollo que si lo lleva adelante el cine yanqui puede compaginar un thriller policial atrapante. El intento francés se queda en una epectacular fotografía, en una muy buena abientación y decoración, y como dijeron otros compañeros, en un muy buen envoltorio, en una buena forma con un contenido muy mal trabajado.
Las dos escenas de lucha pésimamente coreografiadas, y lo mas llamativo es que algunas escenas se suceden totalmente inconexas una de otra, no sabés como aparece lo que aparece, ni como una escena le sigue a la otra.