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Estados Unidos Estados Unidos · Raccoon City
Voto de Maldito Bastardo:
7
Bélico. Acción. Thriller. Drama En Irak, una unidad de élite de artificieros norteamericanos actúa en una caótica ciudad donde cualquier persona puede ser un enemigo y cualquier objeto, una bomba. El jefe del grupo, el sargento Thompson, muere en el transcurso de una misión y es sustituido por el impredecible y temerario sargento William James (Jeremy Renner). Cuando falta poco para que la brigada sea relevada, el imprudente comportamiento de James hará que dos de sus ... [+]
8 de agosto de 2010
30 de 39 usuarios han encontrado esta crítica útil
«Esto no es un sueño. […] Nuestro transmisor no es capaz de alcanzar vuestras conciencias. Pero esto no es un sueño.»

“El príncipe de las tinieblas” de John Carpenter

Es extraño como cada año se produce el mismo efecto tras los premios de la academia: lo que se ensalza allí como lo mejor del año pasa a ser una autentica defecación fílmica sin precedentes. Hostilidades aparte, hay que recordar que el filme que ha encumbrado a Kathryn Bigelow ha sido el que mejores críticas y más premios había obtenido antes de la ceremonia y que la academia, como años anteriores, ha ratificado el apoyo a una cinta de escasa distribución, paupérrimo presupuesto (un 3% del de “Avatar”) siguiendo la tónica general de años anteriores. “ Slumdog Millionaire”, “No Country for Old Men”, “The Departed” habían sido las preferidas de la crítica norteamericana.

“The hurt locker” se ocupa únicamente de una parte del conflicto y pone caras estadounidense al basarse en lo que relata un periodista compatriota. La propia Bigelow no va más allá de «suplir la falta de información que existe sobre la guerra de Irak en los medios de comunicación estadounidenses». Ella tiene claro que allí han muerte miles de soldados y que sólo han pasado del ‘ojo censor’, que no entiende de reversos, una docena de fotografías.

Los mejores instantes de la bomba cinematográfica de Kathryn Bigelow están en un gato tullido que cruza una calle, en un pequeño tornado que se forma en el desierto, en una cometa que ondea el cielo…en un señor que mira una fila entera de un supermercado repleta de diferentes cereales. Ese señor es el supuesto ‘héroe’. Kathryn Bigelow rompe moldes en el género: aquí los soldados no quieren volver a casa sino continuar en un día a día al límite vertiginoso como si estuviesen a una droga llamada adreladina, se deshace del star-system a las primeras de cambio. Esta es una guerra anónima en formato semidocumental.

No es una película bélica en el sentido propagandístico ni ningún panfleto que se pueda considerar una ‘americanada’. Más que actitud patriótica existe compañerismo y los héroes de Bigelow son imperfectos, suicidas y palpables.
No es en sí un filme tampoco sobre el conflicto en Irak ya que podría tratarse de otro planeta para colonizar e invadir por la raza humana.

Los méritos no son fingir un realismo inexistente. Esto es un sueño. Esto es cine. Aquí se habla de otro planeta que no está muy lejos del nuestro. Donde las reglas básicas cinematográficas quedan aplastadas por múltiples ondas expansivas: olvídese del star-system. Olvídese de seguir a personajes sin rumbo fijo. El peso de una vida no es mayor al de medio kilogramo de explosivos. Olvídese del género: no hay esperanza de volver a casa. La guerra es pura adicción, pura tensión hitchcockiana y micro-historias cortadas a golpe de bisturí. Pero esto no es un sueño, ni futuro ni presente, sino que ocurre día a día en un planeta llamado Tierra.
Maldito Bastardo
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