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Estados Unidos Estados Unidos · Raccoon City
Voto de Maldito Bastardo:
3
Ciencia ficción. Aventuras. Bélico. Acción. Fantástico. Romance Año 2154. Jake Sully (Sam Worthington), un ex-marine condenado a vivir en una silla de ruedas, sigue siendo, a pesar de ello, un auténtico guerrero. Precisamente por ello ha sido designado para ir a Pandora, donde algunas empresas están extrayendo un mineral extraño que podría resolver la crisis energética de la Tierra. Para contrarrestar la toxicidad de la atmósfera de Pandora, se ha creado el programa Avatar, gracias al cual los seres ... [+]
8 de agosto de 2010
48 de 64 usuarios han encontrado esta crítica útil
Recientemente me encontré con una sorpresa en retrete de mi casa. La tradicional y ‘transparente’ agua había sido remplazada por un fluido azul muy estilizado. Consternado y extrañado alcé la voz y pregunté a qué era debido tal cambio respecto al tradicional formato acuoso. La respuesta fue simple y sencilla: «los tiempos cambian».

James Cameron ha decidido cambiar nuevamente la sintonía cinematográfica de los tiempos. Pero no mea fuera del tiesto (ni mucho menos de esa universal taza del váter llamada cine comercial). Simplemente ha coloreado las nuevas épocas con una pastilla azul y más de 300 millones de dólares.
La coña, que circulo irremediablemente a la velocidad de la luz en todos los correos electrónicos del mundo entero, fue la del argumento de la tradicional historia de Pocahontas donde habían tachado Disney y Pocahontas para poner James Cameron y Avatar. El argumento sólo sufría transformaciones respecto al año y personajes.
Y es que “Avatar” es un viaje a universos poco más en lejanos en el espacio: popurrí bakalaero de “Bailando con lobos” con universo ‘montable’ por puerto USB. Carne de parodia para dar y tomar proporcional a su recaudación también en 3D.

Pese a que los diálogos de “Avatar” no están muy lejos de películas del tipo “Un chihuahua en Beverly Hills” o “Transformers 2” casi es nominada al Oscar en dicha categoría. Algunas voces se alzarán y nos dirán que “Avatar” ha creado escuela pero es una simple copia y evolución palomitera, en formato ficcional, de “Misterios del océano”. Sí, esa película que tiene un 5.5 en filmaffinity cuando a nivel técnico (lentes, cámara…) contiene todos los méritos de “Avatar” y del cine con que el mainstream pretende salir de su personal crisis en forma de streaming y divx.

“Avatar” es un herpes azul en 3D: calor, picor y aparición de color rosado en los testículos gafapastiles al principio… y ampollas con granos dolorosos de tanto auto-flagelarse al final. Lo peor de “Avatar” es que la venden como revolucionaria y contrapunto de los nuevos tiempo$ de Hollywood cuando es simplemente anacrónica e infantil. Pero no digan nada ni alcen su voz porque tres cuartas partes de la humanidad van al cine a entretenerse y Cameron conduce, al parecer (o al perecer de otros), hacía horizontes orgásmicos y terrenales. Cierto es que si uno frecuenta retretes, de índole interplanetaria y con ecosistemas propios, una pastilla azul puede suponer un contrapunto a las concurrentes toxinas. Un alivio azulado, vamos. Pero para aquellos que vamos mucho, bien y lo limpiamos regularmente (todo hay que decirlo) “Avatar” es más y más de lo mismo.

Hace ya varios meses que la pastilla azul se disolvió en la memoria familiar. El agua del retrete ha vuelto a su transparente color habitual antes del uso. Y es que las modas, modas son y siempre pasan… de moda.
Yo, Sr. Cameron, el retrete simplemente lo utilizo para cagar aunque me acordaré de su Pandora pixelizada en relieve cuando vuelva allí.
Maldito Bastardo
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