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Estados Unidos Estados Unidos · Raccoon City
Voto de Maldito Bastardo:
5
Thriller De repente, sin saber cuál es su origen, aunque todo hace sospechar que comienza con el viaje de una norteamericana a un casino de Hong Kong, un virus mortal comienza a propagarse por todo el mundo. En pocos días, la enfermedad empieza a diezmar a la población. El contagio se produce por mero contacto entre los seres humanos. Un thriller realista y sin efectos especiales sobre los efectos de una epidemia. (FILMAFFINITY)
23 de octubre de 2011
21 de 40 usuarios han encontrado esta crítica útil
Steven Soderbergh tiene suficientes defensas en su organismo cinematográfico frente al terrible virus de Hollywood. Aquel que pone enfermo a numerosos cineastas y acaba matándolos desde dentro. Soderbergh, por el contario, puede ir contracorriente y disponer de estrellas a su antojo para explorar otros reversos del mainstream. En “Contagio” nos muestra, fuera de la narración de un thriller apocalíptico, que la visión de la ficción puede ser el motor de la paranoia global de los ciudadanos. Lo fue en la radio con ‘La guerra de los mundos’ de Welles, lo fue en el cine con el ejemplo que se expone en la propia “Contagio” con una referencia a “Tiburón”, lo fue y sigue siendo en la televisión pero las redes sociales acometen como el propio virus letal que retrata la película. Ignoramos la realidad hasta que se convierte en una ficción que consideramos creíble. Tal vez el enlace con la realidad más cercano sea el negocio y falsa alarma social y política con la Gripe A. Soderbergh maneja un material documental con el paso de los días y datos inter-titulados en pantalla ocultándonos ‘El Día 1’ como motor dramático y no levantando la cortina hasta el mismísimo final.

“Contagio” queda descompensada entre su vertiente documental y ficción dramática. Su vocación de ser un filme global a todos los niveles (periodístico, social, médico, político, gubernamental e incluso policial) hace que sus historias queden descompensadas. Es el retrato de una pandemia global con un virus que se contagia por contacto, como una red social, entre seres humanos desde un punto de vista extremadamente posible y creíble. Y es precisamente su vocación de falso documental a lo Peter Watkins lo que queda soterrado por toneladas ficcionales en esas historias secundarias. Pero existe un alejamiento de lo convencional. Aquí el héroe puede ser un padre de familia que hará todo lo posible para que su hija, después de perder a su mujer e hijo, no se vea infectada o el de una futurible premio Nobel en busca de la vacuna definitiva, por ejemplo.

La política y la burocracia ponen trabas. Se habla de porcentajes y números y de un ambiente apocalíptico creíble. Se lanza un discurso sobre el sensacionalismo periodístico y del negocio farmacéutico. Los puntos de vista se disuelven en el nuestro propio. ¿Nos interesa una película que realmente es un frío y gélido anti-thriller sobre un tema tan trillado como un virus que podría aniquilar la vida humana del planeta? Mi respuesta personal y sencillamente es no porque el cine, como ficción que intenta contar una posibilidad real, ya no crea alarmas sociales al haber sido aplastado por su vocación de espectáculo. Es un virus del que estamos casi completamente inmunes.
Maldito Bastardo
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