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Argentina Argentina · Buenos Aires
Voto de Krohnchips:
8
Drama Por primera vez en su vida, víctima de problemas cardiacos, Daniel Blake, carpintero inglés de 59 años, se ve obligado a acudir a la asistencia social. Sin embargo, a pesar de que el médico le ha prohibido trabajar, la administración le obliga a buscar un empleo si no desea recibir una sanción. En la oficina de empleo, Daniel se cruza con Katie, una madre soltera con dos niños. Prisioneros de la maraña administrativa actual de Gran ... [+]
26 de diciembre de 2017
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Después de estrenar “Jimmy's Hall” (2014), Ken Loach anunció su retiro de la pantalla grande. Con sus casi 80 años, las fatídicas jornadas de rodaje lo tenían cansado y quería bajar el ritmo de vida, dedicándose a telefilms o documentales es de menor tiraje. Sin embargo, el avance los gobiernos de derecha y el consecuente avasallamiento a clases trabajadoras, provocaron su regreso.

Ken Loach es conocido por su militancia trotskista. Él mismo ha dicho que el cine es una extensión de una ideología en forma pragmática. Entonces cabe preguntarse cómo puede hacer un director de cine para desarrollar temáticas de orden social sin convertir sus películas en panfletos militantes para un público reducido. En esto es fundamental el rol del guionista Paul Laverty, dupla creativa de Loach desde 1996 en adelante.

“I, Daniel Blake” (2016) cuenta la historia de un carpintero de 59 años que se ve obligado a pedir una asistencia social debido a problemas de salud. En su lucha contra la burocracia estatal, Blake recorre todos los caminos posibles para solucionar las trabas que le pone el gobierno, porque en definitiva, lo que él quiere, es trabajar. En ese andar, Loach hace énfasis en la solidaridad de los pares, pero también en la necesidad de individuos que funcionan como actores para que la burocratización sea efectiva. Loach y Laverty creen que la comprensión de los procesos históricos, refiriéndose a la conciencia de clase en tiempo presente, siendo el individuo actor y partícipe de su propio proceso, se logra por medio de una identificación emocional.

Por esa razón, propone una película que sensibiliza al espectador exponiendo las consecuencias de un sistema que obstaculiza la asistencia. Es habitual es uso de la metonimia en figuras familiares, relaciones de amistad, y sobre todo en relaciones laborales, para dar parte de conflictos sociales más amplios y complejos.
Se suele decir que este tipo de cine es efectista y sensiblero, que busca apelar al golpe bajo como recurso moralizante. Y en parte es cierto, ya que la subjetividad del realizador tiene una orientación muy clara y sin otra posible interpretación. La ideología, la empatía, desde la subjetividad del espectador, darán como resultado la sensación sensiblera, o por otro lado, un acercamiento visceral.

El cine de Ken Loach busca dejar un mensaje político y utiliza los recursos del cine clásico para hacerlo. La narración suele enfocarse en el objetivo de la claridad y la continuidad del relato de la forma más ágil posible. Es difícil encontrar una película de este director donde las herramientas formales se visibilicen. Porque el objetivo está puesto en la identificación profunda y directa, en la empatía de los conflictos y, sobre todo, en las relaciones vinculares.

“I, Daniel Blake”, como tantas otras películas de Ken Loach, denuncia al sistema que deja por fuera a las clases trabajadoras, pero al mismo tiempo, en ese doble trago entre amargo y dulce, busca generar la fuerza para luchar. Porque si algo sabe hacer bien, es emocionar, y donde hay una emoción, hay un mensaje
Krohnchips
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