La verdad, es que me esperaba bastante más de esta recreación de la vida de Chanel, un biopic que cae en los típicos tópicos de siempre, se hace incluso insustancial y bastante pesado. Una historia que atrapa pero no apasiona. A pesar de su condición de tópico biopic, tengo que decir que es bastante bello, y lo que podría haber quedado en una pastelosa historia de amor, ha salido de ese riesgo notablemente. Todo en gran parte se debe a esa conjunción técnica, que desborda frescura y una brillante elegancia. Los preciosos vestuarios, de gran riqueza artística y variados, merecen un Oscar, se enlazan con una notable ambientación, una gran caracterización física, una cálida fotografía de colores, luces y sombras muy bien combinados. Pero lo que más me ha gustado de su apartado técnico, es su preciosa banda sonora, que es tan sencilla, como bella, Desplat pide el Oscar a gritos, en lo que puede ser su tercera lucha por la estatuilla. A parte de envolvernos esta lujuria técnica, el guión nos convencen y la dirección nos hace aplaudir.
Los actores están algo flojos, en conjunto, destacan del insustancial reparto, la maravillosa Audrey Tautou, que, aunque no llega a brillar, afronta el reto de interpretar a esta rebelde Chanel, notablemente. Su compañero de fatigas, Benoît Poelvoorde, hace una interesante interpretación.
Una película correcta, y muy buena artística y musicalmente.