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Voto de Archilupo:
8
Intriga. Drama José Sirgado (Eusebio Poncela) es un director de serie B en plena crisis creativa y personal, incapaz de romper con su expareja (Cecilia Roth). Inmerso en una espiral de autodestrucción, y con las drogas como acicate, José recibe noticias de un antiguo conocido, Pedro (Will More). Se trata de un extravagante joven que graba en Super 8 y cuya obsesión por controlar el ritmo de sus películas lo lleva descubrir el fotograma rojo. El ... [+]
14 de octubre de 2008
95 de 106 usuarios han encontrado esta crítica útil
1) El protagonista de “Arrebato” es el Cine, la imagen viva. Caracterizado por Zulueta como una fuerza misteriosa, incluso ultraterrena, actúa entre y sobre los humanos a través de cámaras, pantallas, moviolas y demás maquinaria cinematográfica. En las carteleras de la Gran Vía se manifiestan algunos de sus infinitos rostros: The Phantom, Superman, Bambi…

Cuando atrapa a alguien, el Cine lo posee implacable, exige su entrega incondicional, le arrastra devoradoramente a una pasión insensata. A cambio, ofrece puntos de fuga. En palabras de Zulueta, puntos en que el mundo se detiene, se abre la compuerta y nos podemos evadir.

2) Otro personaje es José Sirgado, director confuso de películas de terror y vampiros. Significativo apellido: ‘sirgado’ implica ir a remolque, como la barcaza fluvial de la que se tira desde las orillas con sogas, sirgas…
A punto de cortar con la novia, a cada poco se chuta, esnifa, priva y se empastilla, pero cree tener bajo control su relación con los tóxicos.
Se jacta de ser él quien gusta al Cine…

Llega un paquete de un conocido, Pedro, con una película y una cinta de cassette.
El relato afónico de Pedro, grabado en la cinta, recorre en off “Arrebato”, pilotándola hacia el momento crucial en que es dictado, lleno el texto verbal de enigma y literalidad densa.

3) El Cine ha hecho presa en Pedro, a fondo. Congelado en una infancia de huérfano, ha crecido en direcciones heterodoxas. Su vida estrafalaria en una casona de campo se centra en filmar cortos en Super 8, y necesita consultar angustiosas dudas sobre el ritmo y las pausas.

Pedro está ya bastante transportado, a través de los puntos de fuga que busca ansioso. Llora viendo sus películas, porque le parecen insuficientes. Filman lo circundante, siempre los mismos destellos, las mismas pausas: son imágenes aceleradas y caleidoscópicas, de plantas en eclosión, nubes veloces, caballos blancos y lunas llenas cruzando la noche, montadas con imágenes viajeras de Venecia, México, Hollywood, Benarés, Manhattan…

Pedro anhela obtener del Cine el arrebato definitivo, el sendero a la gloria y el éxtasis, el estado de gracia y el absoluto dejarse hacer, en la plenitud cinematográfica.

4) La idea original de “Arrebato” era un corto que se amplió a largometraje convirtiendo al Cine en sujeto central, mediante cierto tipo de imagen en Super 8 que entra en dialéctica con la usada en 35 mm para la trama básica; básica y endeble por cierto, sobrecargada con las pesadas trifulcas entre Sirgado y su novia mientras entre gritos, y a trompicones, intentan ver los cortos de Pedro. Pero este flanco débil no llega a estorbar el lado fascinante, la relación mística entre el Cine devorador y el Pedro demencial. Dentro, eso sí, de una mística que no es de luces arreboladas y miríficas sino de toque neoyorquino del barrio Princesa, ojeras negras y piel de pavo frío.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Archilupo
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