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Arrebato

Intriga. Drama José Sirgado (Eusebio Poncela) es un director de serie B en plena crisis creativa y personal, incapaz de romper con su expareja (Cecilia Roth). Inmerso en una espiral de autodestrucción, y con las drogas como acicate, José recibe noticias de un antiguo conocido, Pedro (Will More). Se trata de un extravagante joven que graba en Super 8 y cuya obsesión por controlar el ritmo de sus películas lo lleva descubrir el fotograma rojo. El ... [+]
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Críticas 114
Críticas ordenadas por utilidad
13 de abril de 2006
234 de 338 usuarios han encontrado esta crítica útil
Se acabaron los guiones imperfectos. Que son inverosímiles, un engaño al espectador.
Se acabó la imagen mejorable. Que no exprime las posibilidades de la fotografía.
Se acabaron las interpretaciones sublimes.Qué bien está Fulano, aunque no tanto como Mengano, lo mejor de su carrera.
Se acabó la historia hueca. Que no tiene sustancia. Que no significa nada.

Se acabó esta forma de ver y analizar el cine.

Cuando una película es arte, lo es por sí misma. Por lo que tiene de CINE. Si has perdido la inocencia, no entrarás en ella.
Cuando una película alcanza el mito, adquiere entidad propia, se separa de su autor. Lo vampiriza.
Y no admite explicaciones racionales, ni exámenes. Sólo será válida la crítica poética.

Arrebato cambió mi forma de ver el arte. No de disfrutarlo.
Tomine
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27 de junio de 2007
161 de 198 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cualquier persona que ve “Arrebato” por primera vez tarda relativamente poco tiempo en darse cuenta que la película de Zulueta elude con destreza y habilidad los cauces del cine convencional para perderse en los tortuosos meandros del cine experimental. Personalmente no me considero excepcionalmente perspicaz ni clarividente. Ni muchísimo menos. Pero intentar visionar “Arrebato” desde la perspectiva del raciocinio es un despropósito absoluto.

Todo empieza con una cinta de Super 8 que Pedro ( Will More )le envía a José ( Eusebio Poncela ) conjuntamente con un cassette que contiene enigmáticas confidencias existenciales. Esa cinta se nos muestra inicialmente como un McGuffin cinematográfico en toda le regla. Craso error. Zulueta, consciente de ello, rehuye toda tenaza argumental y procede a deconstruir su guión con premeditación y alevosía.

Cuando lo que acontece escapa a toda lógica, el espectador se siente inmerso en una encrucijada. El derecho al pataleo, opción lícita y natural en la mayoría de los casos, se traduce indefectiblemente en la acción de cagarse en las muelas del director, de su familia y de los amiguetes de Nueva York, responsables de introducir a Iván en las diabólicas sendas del cine underground. Ello conduce, por ejemplo, a pregonar la mediocre interpretación de los actores, las insostenibles lagunas del guión, la tosquedad o precariedad de sus medios tecnológicos o el irrisorio efecto de su banda sonora. Mi alternativa, en cambio, consistió en desistir de todo intento de rastrear cualquier idea de organigrama narrativo y limitarme a disfrutar de todo lo que mi intelecto me permitiera. De ese críptico devenir de flashbacks. De esa fascinante mezcla de formatos. De ese turbador empleo de los efectos sonoros. De ese autodestructivo submundo de la droga y las paranoias artísticas. De esa obsesiva y subyugante búsqueda del arrebato artístico. De la quimérica obtención del “estado de gracia”.

Sólo así, despreciando cánones y vulnerando axiomas, pude gozar de “Arrebato” perdiendo definitivamente mi virginidad underground y corroborando que, al margen de su aura hermética y compleja, la peli de Zulueta es una de las pocas obras de arte que ha dado el cine español.

P.D..: No puntúo “Arrebato” con mayor generosidad porque le debo un segundo visionado y, porque, pese a que me ha fascinado enormemente, me siento hipócrita otorgándole un 10 a un film que me desencaja y transfigura mi cara en la de un completo bobalicón.
Taylor
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14 de octubre de 2008
95 de 106 usuarios han encontrado esta crítica útil
1) El protagonista de “Arrebato” es el Cine, la imagen viva. Caracterizado por Zulueta como una fuerza misteriosa, incluso ultraterrena, actúa entre y sobre los humanos a través de cámaras, pantallas, moviolas y demás maquinaria cinematográfica. En las carteleras de la Gran Vía se manifiestan algunos de sus infinitos rostros: The Phantom, Superman, Bambi…

Cuando atrapa a alguien, el Cine lo posee implacable, exige su entrega incondicional, le arrastra devoradoramente a una pasión insensata. A cambio, ofrece puntos de fuga. En palabras de Zulueta, puntos en que el mundo se detiene, se abre la compuerta y nos podemos evadir.

2) Otro personaje es José Sirgado, director confuso de películas de terror y vampiros. Significativo apellido: ‘sirgado’ implica ir a remolque, como la barcaza fluvial de la que se tira desde las orillas con sogas, sirgas…
A punto de cortar con la novia, a cada poco se chuta, esnifa, priva y se empastilla, pero cree tener bajo control su relación con los tóxicos.
Se jacta de ser él quien gusta al Cine…

Llega un paquete de un conocido, Pedro, con una película y una cinta de cassette.
El relato afónico de Pedro, grabado en la cinta, recorre en off “Arrebato”, pilotándola hacia el momento crucial en que es dictado, lleno el texto verbal de enigma y literalidad densa.

3) El Cine ha hecho presa en Pedro, a fondo. Congelado en una infancia de huérfano, ha crecido en direcciones heterodoxas. Su vida estrafalaria en una casona de campo se centra en filmar cortos en Super 8, y necesita consultar angustiosas dudas sobre el ritmo y las pausas.

Pedro está ya bastante transportado, a través de los puntos de fuga que busca ansioso. Llora viendo sus películas, porque le parecen insuficientes. Filman lo circundante, siempre los mismos destellos, las mismas pausas: son imágenes aceleradas y caleidoscópicas, de plantas en eclosión, nubes veloces, caballos blancos y lunas llenas cruzando la noche, montadas con imágenes viajeras de Venecia, México, Hollywood, Benarés, Manhattan…

Pedro anhela obtener del Cine el arrebato definitivo, el sendero a la gloria y el éxtasis, el estado de gracia y el absoluto dejarse hacer, en la plenitud cinematográfica.

4) La idea original de “Arrebato” era un corto que se amplió a largometraje convirtiendo al Cine en sujeto central, mediante cierto tipo de imagen en Super 8 que entra en dialéctica con la usada en 35 mm para la trama básica; básica y endeble por cierto, sobrecargada con las pesadas trifulcas entre Sirgado y su novia mientras entre gritos, y a trompicones, intentan ver los cortos de Pedro. Pero este flanco débil no llega a estorbar el lado fascinante, la relación mística entre el Cine devorador y el Pedro demencial. Dentro, eso sí, de una mística que no es de luces arreboladas y miríficas sino de toque neoyorquino del barrio Princesa, ojeras negras y piel de pavo frío.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Archilupo
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26 de diciembre de 2007
106 de 149 usuarios han encontrado esta crítica útil
Supongo que la tentación de mitificar películas como ésta es grande para un cierto colectivo a la búsqueda de una señas de identidad más o menos diferentes o contraculturales. Pero ponerle a esto nueve o diez estrellas, es decir las mismas que se les podría dedicar a las grandes películas de Dreyer, Bergman, Bresson o Tarkovski, me parece algo así como comparar una columna ingeniosa de un periódico con «Hamlet» o «La divina comedia». Me da la impresión de que a veces se anda escaso de eso que se podría llamar «sentido de las proporciones».
No creo que una gran película exija un gran despliegue de medios. Así que no sé si serán o no las limitaciones del presupuesto, pero aquí se hace patente una indigencia material, intelectual y estética que va más allá de la siempre deseable sencillez; lástima, porque el guión no deja de mostrar algunos destellos de genio, pero se hunde en la penuria general y no pasa de ser relativamente imaginativo; cuando todo queda limitado hasta tal punto que la película parece rodada entre una panda de amiguetes en un par de fines de semana, estamos, en mi opinión, ante algo distinto a lo que yo llamaría Cine con mayúscula. Como experimento casero, la cosa puede tener su gracia y hasta su interés. Pero no bastan unas cuantas intuiciones brillantes para hacer una película. Como cine, me parece que «Arrebato» se queda corta por todas partes: por el guión, por la puesta en escena, por la interpretación, por el lenguaje, por la fotografía, por todo.
En el mejor de los casos, yo diría que se trata de un experimento con un cierto interés. Pero de un experimento a una obra de arte va todavía una diferencia no precisamente desdeñable.
Ludovico
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13 de abril de 2006
89 de 121 usuarios han encontrado esta crítica útil
Afirmar que “Arrebato” es única en su especie sería prácticamente lo mismo que decir que el agua hierve a cien grados. Desde su estreno en 1979 resulta muy difícil o imposible encontrar un film semejante tanto en su espíritu como en su concepción audiovisual. Tal vez el universo de David Lynch o “Videodrome” de David Cronenberg contemplen paralelismos con esta extraña e imperfecta obra maestra.

Entre lo patético y ridículo, lo experimental y lo sublime “Arrebato” se mueve constantemente en una cuerda floja entre lo irritante y la plenitud cinematográfica. Es un film maldito, único y la película de culto por excelencia del cine español. Con mucha mala suerte desde su estreno que la relegó al ostracismo más indignante.
Iván Zulueta no ha vuelto a dirigir un largo para cine y no está a la venta (tan solo apareció en dvd en una colección de cine español publicada por un periódico).

Desde un argumento y una trama aparentemente desdibujada Zulueta disecciona a través de flash backs los entresijos de la locura de un personaje estrambótico, Pedro (Will More), enfermizamente obsesionado por el cine. Como contrapunto tenemos a José Sirgado (Eusebio Poncela), protagonista de la cinta y un director de serie b frustrado, abocado a las drogas como vía de escape. Junto con su ex novia Ana (Cecilia Roth) y un revelador paquete que se convierte en el eje del filme, se inicia un viaje a través de los recuerdos y los momentos que pasaron junto Pedro.

“Arrebato” resulta ser una película enigmática e inquietante, una obra maestra que no es rotunda, donde la imperfección y las debilidades flotan constantemente. Sin ninguna repercusión presente, pasada y futura pero con una claridad y genialidad que se palpan en cada fotograma, en cada plano y en cada secuencia.
Con un final repleto de poesía, perfección e intenciones. Filme reivindicable, enigmático y pasional. Para aquellos que devoran cine y un día pueden ser devorados por el celuloide cuando menos se lo esperen.

Mi película favorita made in Spain junto con “Viridiana”. El resto: “El verdugo”, “El espíritu de la colmena”, etc., aunque suene a blasfemia, sí que están a años luz de llegar a la plenitud inédita y muy cinematográfica de “Arrebato”.

Muy orgulloso de que esté en mi top 10 del cine español.
Maldito Bastardo
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