A los que nos interesamos por la tragedia de un pueblo que como único pecado cometido acredita el de vivir (?) en un territorio clave para las grandes potencias que allí ensayan todos los estigmas que les dicta la geopolítica, nos resulta doloroso el ver que el cine tiene la posibilidad de hacer casi trivial la historia que nos golpea día tras día con dureza implacable. Una de las peores decepciones es que con materia prima de primera se pueda confeccionar esto. Un director correcto, un actor que nos ha regalado grandes interpretaciones (Tom Hank), un auténtico grande de la escena (Philip Seymour Hoffman), el guionista padre de El Ala Oeste de la Casa Blanca y Studio 60 (Aaron Sorkin), una historia real documentada, no permitía hacer un análisis de mayor profundidad sin el tufillo y la superficialidad de los productos de las factorías de yankilandia?. De Julia Roberts no tengo nada que decir ya que cuando aparece no creo que nadie espere otra cosa que la "novia a la fuga", personaje sobrevalorado por la crítica y los premios donde los haya. Confieso que no he leído el libro original pero no dudo que su autor se debe estar revolviendo en su tumba. Sólo desearía preguntarle a Sorkin si se atrevería a tratar historias del holocausto con esta ligereza. Lástima por una excelente oportunidad perdida. Y una última inquietud ¿cuántos millones de afganos muertos se habrán de sumar entre Soviéticos, Ingleses, Otan y N.americanos antes que los gasoductos-oleoductos nos traigan a occidente el gas y el petróleo del Caspio?