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Voto de Ghibliano:
10
Animación. Fantástico Historia sobre juguetes que cobran vida propia, paralelamente al deseo de un niño por obtener una naranja. (FILMAFFINITY)
7 de marzo de 2019
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Nacido en Rusia y emigrado a Francia tras la Revolución de Octubre, Wladyslaw Starevicz es uno de los creadores más importantes de la historia de la animación. Pionero del stop motion, desde sus primeros trabajos creando marionetas con insectos muertos su obra se destacó por su perfección técnica, creando piezas artesanales que aún hoy en día causan asombro, e incluso llegando a dirigir un largometraje junto con su hija Irene que precedería en siete años a la Blancanieves de Disney.

Su obra más fascinante, sin embargo, es probablemente "La mascota", un entrañable cuento centrado en un perrito de peluche llamado Fétiche, el cual inspiró la creación de otros cinco cortometrajes. La sencillez de su historia y la inocencia y candidez que desprende en su moraleja contrastan sin embargo con una violencia bastante gráfica y chocante dado el tono general de la narración; no hay duda de que eran otros tiempos cuando vemos juguetes decapitados o destripados muriendo en primer plano. En todo caso éste es probablemente el único aspecto en el que se podría decir que esta obra ha envejecido un ápice.

Porque si nos centramos en el nivel de la animación todas las alabanzas serían insuficientes. No se puede dejar de subrayar que se trata de una obra de stop motion realizada en 1933, con todas las limitaciones a nivel de desarrollo de la técnica y medios que ello implica. Pero que esto no lleve a engaño, porque más allá del blanco y negro y de ciertas derivas narrativas como lo anteriormente mencionado, no hay nada en "La mascota" que pueda resultar envejecido, y sería un error limitarse a observarla en perspectiva. Aún hoy, y probablemente por mucho tiempo todavía, la fluidez de su animación es envidiable, y más teniendo en cuenta su estilo. La calidad del trabajo de Starewicz trasciende toda consideración temporal.

Y si hay algo en lo que destaca especialmente es en su retrato de personajes. Aunque Fétiche es el principal y con mucho el mejor caracterizado, llama mucho la atención la capacidad de reflejar la personalidad de cada uno de ellos en apenas cuatro movimientos, simplificados por las propias limitaciones técnicas o tal vez por pura economía narrativa, pero compensando con gestos, posturas y en suma con el lenguaje visual la falta de diálogos en un cortometraje casi por completo mudo en el que ninguno de los personajes inanimados pronuncia una sola palabra. Y es, como digo, especialmente notorio el mérito de Fétiche, que en apenas veinte minutos se nos presenta como un protagonista de gran complejidad dentro de su premisa básica de inocencia y bondad, cuidando al detalle su forma de reaccionar ante lo que le rodea y creando con ello escenas de gran inventiva en la que se mezcla la animación con escenarios y personajes reales.

A nivel narrativo, no resulta difícil encontrar paralelismos con la saga de Toy Story, que van más allá de una premisa esquemática para llegar a detalles sorprendentemente específicos, así como sus escenas en esa especie de baile en el infierno de los juguetes podrían recordar con facilidad a la temática e imaginería tétrica de, por ejemplo, "Pesadilla antes de Navidad", o también del Disney primigenio con la anterior "El baile de los esqueletos". Ver "La mascota" implica remitirse inevitablemente a estas obras, y no hay duda de que Starewicz con ésta y con sus otras creaciones ha supuesto una influencia clave en el desarrollo de las posibilidades de la animación hasta el nivel que encontramos actualmente, tanto en su avanzada técnica como en sus ideas argumentales.

Pero al fin y al cabo, lo importante en ella es que tras 85 años todavía se sostiene, intacta, como una obra cumbre de la animación que alcanzó un techo artístico que sigue resultando impresionante, y que hoy en día y sin ninguna necesidad de coartada contextual mantiene la capacidad de asombro, la belleza arrebatadora y la entrañable ingenuidad que hacen de ella una obra maestra imperecedera.

Texto escrito para www.cinemaldito.com.
Ghibliano
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