Sólo hay un par de motivos por los que me detendría a ver una película con ese título y ese cartel, pero Jessica no los enseña en ningún momento de la peli. Y con eso se va al traste el que sin duda era el mayor -único- punto de interés de este subproducto ¿romántico? de tres al cuarto.

Pero bueno, analicemos la cosa ésta. Va de una rubia de bote que es tonta (al menos ahí innovan) y a la que su novio pone los cuernos (en una escena totalmente inesperada). Por una serie de casualidades que no vienen a cuento, termina metida en un puesto de alta responsabilidad, lo que induce más oportunidades de reírse de ella, porque es tonta. Ah, y hay otro chico por ahí, que anda paseando su calentón por toda la peli. Y una mujer mala malísima. Y un hombre de gafas que hace ruidos y pone voz de pito.

En fin, reparto de lujo como veis. No os cuento el final para no ahorraros la sorpresa.


En serio ya... menudo pedazo de mierda seca, la película más ñoña y cursi que he visto en mi vida. Por dios, si por momentos parecía una parodia, una cosa tan, tan falsa que albergaba la posibilidad de que no se fuera a tomar en serio. Pero mi interés se iba diluyendo al ver que sí, que realmente era así de idiota todo.

Repleta de reacciones absurdas, de erecciones a primera vista que se convierten en declaraciones de amor eterno, personajes que por no ser no son ni un estereotipo, no llegan a eso... por no hablar de esos diálogos tan profundos y elaborados, que se nota que se los han currado de verdad, que el guionista se ha pasado horas y horas meditando en ayunas para dar con la inspiración. ¿Y el humor? Bueno, eso ya es de juzgado de guardia. Desde esas respuestas pretendidamente guays y graciosas seguidas de un corte de escena, al absurdo del malo, de repetir mil veces algo que no tuvo gracia la primera, pasando por las clásicas confusiones (¿es el doblaje o realmente la prota pone siempre esa voz de "hola, te estoy engañando"?), las voces de pito y gestos histéricos del siempre hostiable hombre de gafas... Para mear y no echar gota.

La trama es predecible a matar, antes de empezar ya sabes cómo va a acabar y durante mucho tiempo esperas que todo sea una broma, que salga qué se yo, un pingüino bailando, algo que te saque de la monotonía y te arranque alguna emoción. Pero no. La película sigue, tan digna ella, y se toma en serio hasta su mismo final.

Penosa, de verdad, le pongo dos estrellitas por algún momento divertidillo que tiene, porque el resto es de lo peorcito que he visto. Ni para reírse sirve.