De vez en cuando hay que ver una de estas, a modo de terapia catártica, de drogar el cerebro, hacer que deje de funcionar por un rato y libere la presión a la que está sometido. El abuso es peligroso pues uno puede perder la capacidad analítica para toda la vida pero la experiencia difícilmente puede hallar parangón. (Crea adicción, ya estoy pensando en ver 'El Halloween de Hubie') Es una mierda pero no puedes quitar los ojos de la pantalla. Placer sadomasoquista y algo de pena, asco y compasión. Tratas de entender, encontrar algún significado oculto o mensaje codificado, a lo mejor hay alguna inteligencia que subyace en esta porquería. Sandler siempre había sentido predisposición por ofrecer matices nobles hasta en sus películas más idiotas y esta no es una excepción. Una extraña contraposición que da lugar a una 'good feel movie', un mensaje de integración en un contexto casi lisérgico.

Una memez descomunal que se preocupa de prestar atención a sus elementos representativos. Ignoro hasta qué punto eso es una virtud, pero es algo que me llama la atención para bien, Sandler parece armar sus tontos guiones con el cariño y el esmero de un niño jugando con su juguete nuevo.

Inexplicablemente, a pesar de ser sin duda una de las peores, dentro de la infamia, del sinsentido, y de lo grotesco del material, resulta mínimamente soportable. Aunque hay mucho talento cómico desaprovechado ahi.