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Voto de El Extranjero :
2
Drama Star (Sasha Lane), una chica adolescente, deja a su disfuncional familia para unirse a un equipo de venta de suscripciones de revistas, que recorre, vendiendo puerta a puerta, el mediooeste estadounidense. Rápidamente se siente a gusto en ese grupo de jóvenes, al que también pertenece Jake (Shia LeBeouf), y adopta su estilo de vida, entre veladas bañadas en alcohol, pequeños delitos e historias de amor…
7 de agosto de 2017
5 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Como no escribí una crítica en su día acerca de ella ahora me veo obligado a hacer memoria con tal de enumerar todas las razones, causas y detalles por las que encontré tan mala,- de eso sí que me acuerdo bien,- esta película.

Ya el prólogo muy desagradable. Supuesto realismo, minuciosa descripción gráfica de la miseria, un reportaje de muy seca dirección. El salto a lo directamente pretencioso se produce a la hora de poner forma y voz a los moradores de esas condiciones tan precarias. Lo flojo se convierte en repulsivo debido a unos ingredientes que no abandonarán en ningún momento el metraje. Estos son actitudes carentes de toda lógica (cuando no directamente imbéciles)de todos los personajes (exceptuando un poco a Shia LaBeouf) así como el muy condescendiente enfoque que Arnold proyecta constantemente sobre los necios personajes por los que parece sentir simpatía, como animandonos a solidarizarnos con ellos. La clave parece estar en que como son unos aprendices en esta vida tienen derecho a equivocarse, pero cosas como la evolución, aunque sea de cualquier tipo, que llega tras la consecuencia, aprendizaje y posterior reflexión no llegan, como no en vano apunta más de un crítico especializado al referirse a este monótono pseudo-drama juvenil. Se podrá aludir al dramatismo social más panfletario, alegando que al no tener recursos para formarse son así y por ello hay que aceptarlos como son, pese a ser un grupo de impresentables todos ellos, directamente improductivos y con ninguna virtud revelada. El realismo de Arnold flojea, porque en su estricta narración de acontecimientos no incorpora detalles psicológicos de ningún tipo que nos conduzcan a la repercusión que tienen en la conciencia de los personajes los errados episodios de sus vidas, lo más interesante y jugoso de una crónica tan desmoralizadora. Imagino que habrá encontrado mucho más oportuno revelar todo el conjunto a través del objetivo 'indie', miradas infinitas a atmósferas coloridas, temas musicales de moda, la 'esencia' de lo cool, esa que es la más soñadora y librepensadora está conseguida, que luego no haya nada sobre lo que pensar eso ya es otra cosa. Generar reflexiones (de cualquier tipo)siempre es más difícil. Con la exageración tremendista y una arbitrariedad insultante a la hora de desarrollar personajes (ningún motivo, explicación, introspección, nada de nada) se tiene lo suficiente para crear un golpe de impacto cada cierto tiempo. A base de estirar la estulticia de los personajes hacia la estupidez extrema, de límites inauditos del mayor borrego, y de dar suspense a lo demasiado obvio creo que hay querer ser tonto para dejarse caer en ese intento tan incompetente de pretender inferir en las emociones de uno. Me refiero a una escena que tiene lugar pasadas las dos horas de filmación en la que Riley Keough, la coordinadora que ya todos tienen claro que es más mala que JR con un dolor de muelas, les pone un tema musical especialmente pegadizo a varias chicas (entre las que se encuentra la protagonista), nada más detener el vehículo antes de disponerlas a vender. Se baja con ellas a bailar al ritmo de la canción, luego inmediatamente se vuelve a subir y se marcha de manera brusca. La decepción se apodera de las caras de las chicas, que se ven sorprendidas en medio de una danza especialmente sentida. ¡Que cruel es la vida, ¿verdad?, pretende decir la película. ¿Qué era lo que esperaban?, es mi pregunta. ¿En serio pensaban que iban a estar bailando en vez de vender, que era para lo que las habían llevado allí? Conocen a la coordinadora, una tipa fría y tremendamente falsa que disfruta al estar escupiendote en la cara que tiene más poder que tú de la manera más arrogante y repugnante posible. Una persona en la que siempre se verá personificada la antítesis de 'estilo' y 'clase' por mucha riqueza que posea. Saben que es de esa clase de personas que las entregaría a todas ellas al verdugo más despiadado a cambio de un paquete de tabaco, una vez que ya no les sirvan de nada. Porque no estamos en el minuto 15, sino en el 135 ¿DE QUÉ DEMONIOS SE SORPRENDEN? Andrea Arnold, venga usted para acá y expliquemelo, por favor.

Personajes. Un horror. Ninguna conversación interesante. Los de la furgoneta son todos subnormales por imperativo. LaBeouf tiene alguna neurona más, que proviene de su innato encanto de bohemio trilero chuloplayas, rasgo que le permite ganarse la vida más rápido que al resto. También es el más mayor, el más libre e independiente, vuelve y se va cuando le da la gana, parece estar exento de toda norma que condiciona al resto. Una especie de McMurphy que además fornica con la más malosa (en este sentido es él el que genera un control sobre ella, aunque solo sea a base de haberse ganado una simpatía, -que en este caso en la aplicación más estricta de la palabra ya supone un privilegio-) y que, como no, se granjea la simpatía de todos. Como iba diciendo el resto de los 'vendedores' son gilipollas perdidos. Son pobres, vale, yo también. Hay veces que yo también me siento muy solo y muy incomprendido en este mundo pero no tengo a nadie de Star Wars por un Dios. Apáticos cabezas huecas que no llegan ni a simpáticos, ni su fugaz compañía en la pantalla, a hacerse siquier amena. De hecho su lejanía e impersonalidad me llevan a asociarlos a frustrados aspirantes a 'Crystal', la vacía coordinadora.

Curioso es que la cerrada Star, -llamada así por una estrella que tiene tatuada,-(no, si está claro que esta es una película hipster) no entable contacto con ningún miembro más retraído de la banda, luego su personalidad tampoco me resulta de demasiado agrado, digamos que por exceso de impulsividad y bravuconería en momentos en los que sería más conveniente adoptar otra actitud, y en otros por garrula (véase el poco tacto que tuvo con los pocos que fueron amables con ella).
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
El Extranjero
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