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Rusia Rusia · Stalingrado
Voto de Ferdydurke:
2
Acción. Drama Basado en los eventos sucedidos en el Golfo de México en abril del 2010, cuando un accidente en una plataforma de la BP que perforaba para extraer petróleo causó una catástrofe que mató a 11 personas e hirió a otras 16, provocando además una de las catástrofes medioambientales más graves causadas por el hombre. (FILMAFFINITY)
29 de noviembre de 2016
13 de 32 usuarios han encontrado esta crítica útil
Inspirada en hechos reales y Mark Wahlberg. Dos malas noticias seguidas. Es seguro que habrá fantasía mala (el espectador no puede rechistar, eso pasó tal que así y usted a callar) y un héroe yanqui partiendo mucho la pana.
El Mark es majete y cumplidor, pero no pasa de remedo o aprendiz de titanes en lo suyo del calibre de Denzel o Tom. Y sus películas suelen ser morcillas en serie. De nivel medio bajo la mayoría. De mamporros en cadena y tantas enormidades y tremendas como e gavilanes humanas pasiones de superación y de poder voluntad. O de dramas con pretendidos recovecos. De tipo gris que en el fondo es grandioso como pocos. Es un todoterreno, un Tom Hanks, sí, también, de segunda, ese actor con el que en teoría se puede identificar todo el mundo (todos somos héroes por descubrir, esperando la ocasión para sacar a la luz todo nuestro inmenso poder), de apariencia vulgar y aire trivial. El ciudadano perfecto, el que daría la vida por cada uno de nosotros sin dudarlo un momento, para qué, porque sí, porque puede, por su inquebrantable fuerza moral e insuperable valor. Además, en este caso, con una calma oriental, una inteligencia (la esperanza no es buena táctica) y un dominio de la situación que donde los demás ven peligro, a vida o muerte, él lo siente como excursión de fin de semana; una rutinaria visita al mal que hace tanto tiempo que tiene bajo su bota. Terminator, Jesucristo y Buda, ahí le anda, esos serían sus camaradas o compañeros de armas, colegas, camaradas de guerra y parranda.
El caso que nos ocupa es "Tiburón" pasado por la trituradora de "Destino final" 1,2,3,4,5... Maaaaambo. Monstruo al acecho (da igual animal imperial, tecnológico petrolífero que extraterrestre abismal), gerifaltes necios, avariciosos y desalmados, algunos hombres buenos y un semidios de alma grande que se ven envueltos, todos ellos, al unísono, en gran descalzaperros, en desgracia de marca mayor por la irrupción de un azar negro y caprichoso (un tornillo que se cae, una chispa que salta, un oleoducto sobreexplotado por mercaderes sin escrúpulos que se acaba lógicamente enfadando, un pelo en mal sitio...) y que observan espantados como se vienen abajo todos sus sueños y alegrías y el mundo se vuelve un lugar cruel y asesino.
A su favor: la catástrofe como espectáculo siempre entretiene, cuanto mayor sea y más fallera resulte, el espectador más que gozará; el previsible in crescendo desastroso; el gracioso intento de darle credibilidad técnica a los entresijos del oficio y el Malkovich que siempre mejora lo que toca, un actor que no se parece a ninguno otro (lo opuesto a la extrema y agradable mediocridad del Wahlberg), de tendencia bufonesca y carnavalera y que justo por eso le suelen dar los personajes más atractivos, cachondos o mamarrachos.
En su contra todo lo demás que es mucho, demasiado. Lo principal, increíble pero cierto, denunciable además por ser tan increíblemente reiterativo (casi que parece que se lo ponen en el contrato a todos los guionistas que en le mundo han sido), es lo de la parienta y la niña, que Dios les perdone por habernos vuelto a enjaretar esa postal que deben creer imprescindible en estos casos (que digo yo que por qué no un cambio del modelo habitual, es decir, qué pasaría si en vez de ser el Wahlberg hermoso el que se va ganar el pan mientras ella le espera como Penélope a Ulises -tantos siglos después seguimos en el mismo punto, ni avanzamos ni retrocedemos en estos malhadados casos-, con la cama caliente y el hogar limpio, fuera él quien se quedara cuidando la niña y ocupándose de las tareas del hogar y ella en cambio se dedicara a salvar el mundo o, sigamos tirando de la manta/imaginación, si Wahlberg fuera gay y su maridito un hispano estupendo y tuvieran un niño chino adoptado o si..., ya sé que esta es una historia muy real y que aquí no estamos para hacer miserable política o cutre demagogia ni mucho menos comedia, pero la novedad siempre viene bien cuando la norma es tan abusiva, cansina y ridículamente conservadora; mezcla de ñoñería, tontería, falacia y cursilería que aburre hasta al más pintado). En segundo lugar, y no por ello menos grave, tenemos una cámara con el baile de San Vito que la condenada no nos deja ver un pijo. Si para lo único bueno que tienes, que son las imágenes de la tragedia y la supervivencia desaforada, no nos lo muestras apenas, pues imagínate amigo y sufrido espectador cómo está el coso. Ya digo, cámara bailadora y montaje estupefaciente. Se pasan una hora preparando el gran acontecimiento y cuando llega, se queda en nada, tres fuegos y dos sustos, pura birria y grosero timo. Y la grotesca desproporción, otro cliché arrasado de tanto usarlo, entre la alegría familiar paradisíaca o la camaradería laboral guasona y lo que se les viene encima.
Película tan plana, convencional y obvia que asusta y hasta molesta por su falta total de talento, riesgo y verdad. Trillado, chato y descorazonador producto lleno de fuegos artificiales y tópicos indestructibles.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Ferdydurke
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