Jackson Pollock.
Comienza así así, pichín pichán, pero según van pasando los minutos va creciendo hasta convertirse en una muy sexy hasta casi cómica habanera erótica de en medio la bodeguita pop aventura guapa con Gong Li grandiosa (le da sopas con onda a toda las de Jólivud, qué gran diferencia, se las come vivas, enorme, viva Asia, que ya, por favor, a Dios se lo pido, nos invada, para ser esclavos, puestos a ser putas, mejor de/para ellos, igual te matan, pero te darán menos la turra, morirás rápido, sin homilía, como un perro, no como un santo una víctima, irás a la tierra, con los amigos los gusanos y las hermanas las larvas, no a ningún azucarado limbo con telepredicadores y dominatrix, a un repugnante cielo lleno de felicidad y justicia, vade retro) y Luis Tosar estupendo risible maloso para, desgraciadamente, llegar a una parte final espantosa (ese encontronazo jaleo último de saldo, nosotros somos sensibles, estamos deconstruides, la piel de durazno, queríamos más amores, menos tiros) que solo se redime en los títulos de crédito cuando descubres que está dirigida por Michael Mann y entonces recuerdas y claro, encaja, lo entiendes todo, sí, tiene (su) estilo propio (no como otros), su sello, por momentos aquello te hacía o hizo pensar, te recordaba o recordó a Heat, palabras mayores, las apariencias no engañan, no era o es esta película la esperada pocilga que imaginabas (Swordfish), sí esa mezcla no tan extraña de amor, dolor y gloria, de tonos azules metálicos fantasmagóricos, romanticismo aguado new age, rascacielos en la noche, postales de toda índole que lo parten en el sueño, cabalgando el tiempo con su yate to caro, percusión de fondo, música suave sexo, pasiones borrascosas, profesionales en el curro metidos hasta el cuello jugándose el pellejo y muerte a espuertas, esperando a la carroza, evanescence, bring to my life my inmortal, te querré siempre, es solo clara deprimentemente mala, nada menos, nada más.
Es vacua, efectista e inevitablemente tonta, puro humo, un analgésico, una gozada nana, más se perdió en Roma, Constantinopla, en Cuba, baila, hermosa, el cucu mueve.