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España España · MADRID
Voto de ELZIETE:
9
Cine negro. Intriga Un general millonario y excéntrico tiene dos hijas que están involucradas en asuntos más bien turbios. Decide entonces llamar al detective privado Philip Marlowe para que resuelva sus problemas familiares. Cuando Marlowe empieza a investigar, descubre muy pronto que las diversas ramificaciones del asunto lo convierten en una auténtica maraña. (FILMAFFINITY)
29 de julio de 2016
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Solo con echar un vistazo al cartel debería quedar claro cual fueron las intenciones de Hawks y de la Warner con esta cinta. El enigmático titulo queda literalmente aplastado por los nombres de la pareja de moda Bacall y Bogart, que a punto de casarse estaban en el "candelabro" como suele decirse. Bacall había pinchado con "Agente confidencial" (Herman Shumlin / 1945) después de su arrasador estreno en "Tener y no Tener" también con Bogar y Hawks apenas dos años antes, así que a todos les venia muy bien relanzarla con el morbo de Bogart por mucho que Hawks estuviera mosqueado con su "creación" al haberle "abandonado" por Humphrey.
Tres guionistas de lujo, Faulkner entre ellos, se pusieron manos a la obra sobre la novela del 39 de Chandler y lo hicieron tan bien que se pasaron de frenada, al menos en la segunda versión en la que se cortaron algunas escenas que aclararían mejor la trama y se añadieron otras para darle aún más protagonismo a la Bacall. Sortearon la censura regalándonos unos diálogos y unas escenas inolvidables cargadas de sensualidad entre Bogart y un elenco de mujeres que nada tienen que envidiar a las realizadas entre el matrimonio. La de Dorothy Malone (aún viva) en la librería ACME no tiene precio. Martha Vickers tampoco se chupo el dedo (a pesar de no parar de hacerlo) y su sensualidad le hacia sombra a la Bacall. Incluso la breve escena en el taxi con Joy Barlow, nos deja la miel en los labios. Y por supuesto Bacall y sus vertiginosas replicas cargadas de miradas a su futuro marido como nunca nadie le ha mirado. Otra cosa son las cancioncitas de turno que se podía haber ahorrado.
Howard Hawks deja su sello personal a la altura de lo mejor del posteriormente llamado cine negro y el espectador sale apabullado y con necesidad de volver a ver la cinta porque el enredo es tal que si estás desconcentrado con las palomitas o la pareja de turno ya no sabes quien es quien y quien mato a quien.
A pesar de la famosa anécdota en que ni director, ni guionistas ni el mismo autor sabían quien mató a Owen, el chofer, creo que no es tan difícil suponerlo y que lo enrevesado de la trama es uno de los alicientes de la película.
En esta enésima revisión de la cinta sigo disfrutándola como el primer día.
ELZIETE
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