Al equipo de guionistas, con el director británico a la cabeza, a mi juicio no le ha quedado tan bien esta sátira despiadada sobre las luchas por relevar a Stalin, como ocurrió con su anterior film "In the loop" (2009) en el que le tocaba el turno a los del otro bando. Iannucci sigue al frente de un nuevo equipo de guionistas y se basa en el cómic book de Fabien Nury.
Los diálogos tienen más ritmo que otra cosa y la labor del elenco cumple notablemente con sus roles, pero la banalización del terror imperante en el régimen stalinista con Beria como ejecutor supremo del mismo no acaba de encontrar el equilibrio. Tratar temas tan espeluznantes con humor está al alcance de muy pocos y "La muerte de Stalin" no es "La vida es bella" y ni mucho menos Iannucci se aproxima al Lubitsch de "To be or not to be" o "Ninotchka". Con un cierto carácter didáctico al menos aprendemos quienes se repartían el bacalao y a pesar de que parece estar bien documentada los entresijos reales de aquellos días dan para infinidad de especulaciones en las que Iannucci no se detiene. En cualquier caso uno no deja de tener la certeza de que en la mente y las acciones de sus protagonistas verdaderos cualquier vida que no fuera la suya carecía de tan poco valor como demuestran sus alter egos de ficción.

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