Al salir de la sala, un chaval de unos 13 años le comentaba a su padre: "Vaya rollo". Francamente me sorprendió pues me había parecido que básicamente era el segmento de edad al que iba dirigida la película y el que más podía disfrutar de ella. Después pensé que quizás el western era un genero muy poco arraigado y casi desconocido para las nuevas generaciones y por tanto el efecto nostalgia no podía funcionar. Ver a los eternos antagonistas, indios y vaqueros unidos frente a un enemigo común, o las constantes referencias a los tópicos del genero no podían hacer mella en su sensibilidad. En el otro lado, el de los aliens y la ciencia ficción, supongo que cualquier videojuego de última o no tan última generación a elevado el listón muy por encima de lo que aquí se ofrece. Así es que la mezcla de ambos como su titulo indica, a este joven espectador, dicho con perdón, se la traía floja.

A uno, que ya no cumple los 50 me recordó a aquello que decíamos cuando teníamos la edad del chaval: "He visto una de aventuras" . Aquello significaba, acción, caras conocidas, personajes maniqueos y guión sin aristas, para pasar la tarde en una de sesión continua.

Favreau dirige con solvencia estos productos de entretenimiento y de vez en cuando se le escapa algún plano realmente bello (la llegada de los jinetes a través de la lluvia al barco varado) . El desmejorado (que mala cara tiene este hombre) Craig cumple su rol y Harrison Ford se esfuerza por dar lustre a su nuevo estatus, ese que dice: "con la colaboración especial de....". Spielber produce, como siempre, con calidad, y todo queda en un divertimento sin más, que aprovecha la idea de un cómic creado "ad hoc" para ser filmado y del que afortunadamente, dada su calidad, solo han utilizado el titulo y poco más. Comenta uno de su guionistas que Spielberg les hizo ver un pase privado de Centauros del desierto, de Ford, supongo que para motivarlos. Evidentemente no debieron prestar atención.