Es la quinta o sexta vez que la veo, y me sigue pareciendo estupenda, una de las mejores películas, para mi, del Oeste. Mejor dicho, de un oeste crepuscular, distinto, peculiar, de autor. Pero es también una película sobre la desolación, sobre la vida perdida, sobre las segunda o terceras oportunidad, sobre la redención, sobre uno mismo...
Una cinta crepuscular, dominada con mano de hierro por un Holden imperial.
Sin ninguna duda tiene algo peculiar, más lecturas que la textual, más fondo de la primera impresión. Es inteligente y sensible, pero dura y seca. Es una obra de arte.