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España España · Somewhere over the rainbow
Voto de iñaki:
7
Aventuras. Drama Nueva adaptación de la novela homónima de Herman Melville. Ahab (Gregory Peck), el capitán del Pequod, un barco ballenero, vive obsesionado por dar caza a Moby Dick, la gran ballena blanca que le arrancó una pierna y lo llenó de odio y sed de venganza. Por esta razón, consagra su vida a navegar incansablemente por los siete mares con el fin de capturar a su presa. (FILMAFFINITY)
17 de agosto de 2016
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando leí "Moby Dick" hubo ocasiones en las que estuve tentado de saltarme muchas páginas que no hacían avanzar la acción. No lo hice, porque todas esas digresiones contribuían a la monumentalidad de la novela. Sin embargo, una adaptación cinematográfica tenía que prescindir necesariamente de todo ese material. Pero a lo que no se podía renunciar era a su variedad de registros y de implicaciones. Por ello, el admonitorio sermón que lanza Welles casi al principio de la película evidencia el trasfondo religioso (o moral, animistas en un barco fletado por cuáqueros) que recorre toda la obra. Entre los que atienden al sermón (en la secuencia cinematográfica) encontramos al inocente Ismael y a Starbuck, primer oficial del Pequod, pero no al capitán Ahab. El propio Ismael y Queequeg reciben una advertencia más explícita cuando se disponen a embarcar.
Como el Jonás del sermón, el capitán Ahab desafía a Dios y consigue contagiar su locura a toda la tripulación, a excepción de Starbuck, último baluarte de la razón (o del temor de Dios), que acabará abdicando. Las alocuciones de Ahab a sus hombres tienen un aire de ceremonia religiosa, de conjura alucinada, de ansia de autodestrucción. Ahab adquiere una dimensión demoniaca y, a diferencia de Jonás, no ceja en su desafío, para dar cumplimiento a lo que ha sido profetizado. Podría hacerse una lectura en clave ecologista, pero me parece que es más obvia la religiosa (o moral). En cualquier caso, es otra muestra de aventura inútil de las que Huston tiene un amplio catálogo.
La película tiene algunos muy buenos momentos y otros más convencionales. Peck hace una esforzada caracterización. A veces convence y otras menos. Sin duda, le faltaban años. Sin embargo, Basehart estaba un poco talludito para Ismael. James Robertson Justice da prestancia de lord inglés a Queequeg. Lo que en los 50 era una caracterización exótica ahora nos resulta, como mucho, pintoresca. Lo que sigue impresionando (por lo menos a mí) es la secuencia del enfrentamiento final con la ballena. Esta revisión no me ha hecho variar el recuerdo que tenía de ella: una película apreciable pero no de las mejores de Huston. Ni de las peores.
iñaki
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