No os engaño si os digo que ‘Blood Father’ es un vehículo de lucimiento para Mel Gibson, por lo que, si el actor no es de vuestra simpatía, más vale que os deis la vuelta y escojáis otra opción de la cartelera de cine. Si lo que queréis es ver un mero pasatiempo postvacacional habréis acertado. Y si eres de esos de los que alguna vez has disfrutado del bueno de Mel, esta película es un magnífico divertimento.

No voy a esconder su flojo guión, es más, el periplo por el desierto me ha parecido un poquito largo (y si uno comprueba que solo dura hora y media, eso es que la película tiene un pequeño problema). Pero cada vez que Gibson aparecía en pantalla me ha hecho sentir algo, consiguiendo llamar mi atención. El actor está en uno de esos momentos en los que podría interpretar a una caja de galletas y resultar creíble. En cierto modo, es una lástima que su talento se desperdicie en un producto de este tipo que, si en parte funciona, es también porque nos recuerda a ‘Mad Max’, pero muy lejanamente.

Ya en un episodio de la serie ‘Los Simpson’ Mel y Homer hablaban sobre que eran dinosaurios a los que les gustaba el cine de acción y que no hay cabida en Hollywood para ellos. Hoy en día pueden estar en lo cierto. Pero también hay gente, como quién les escribe, que se lo pasa bien con tiroteos y persecuciones. Disfruté enormemente de su rebuscado tercio final (donde realmente ‘Blood Father’ te va a dar lo que estás buscando) aunque el director francés Jean-François Richet se empeñe en rodarlo con la cámara al hombro para darle modernez.

En resumen, ‘Blood Father’ nos trae violencia y acción de la mano de un gran Mel Gibson pero con un guión flojete. Me temo que tendremos que seguir esperando para ver el gran regreso del actor.

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